Más de la mitad de la pasada temporada el Cáceres se la pasó perdiendo fuera de casa. La negra racha desde diciembre a abril la rompió en la última jornada de la liga regular en La Palma. Ahora esos viejos fantasmas parecen revivir: dos derrotas en dos encuentros. Pero con un ingrediente nuevo. Si hace unos meses los resultados negativos se producían tras ir, por lo general, por detrás en el marcador gran parte del partido, ahora, tanto en Girona como en Granada, llegan tras desperdiciar ventajas cómodas y tener la situación aparentemente controlada.

¿A la sombra de La Alhambra se cultivó el mismo síndrome que en el Pabellón Fontajau gerundense? El 96-92 después de dos prórrogas deja un poso de frustración en equipo e hinchada, más que por el "qué", por el "cómo". No es una derrota dañina a estas alturas, y marchar 2-2 podría considerarse perfectamente dentro de la lógica. Pero llegar con 13 puntos de diferencia al descanso y luego sucumbir, una situación análoga a la de la primera jornada, no es buen presagio.

"Blandos"

No hace mucha falta buscar los porqués. El propio entrenador del Cáceres, Gustavo Aranzana, dijo tras perder en Girona que la plantilla tenía varios jugadores "jóvenes y novatos". El viernes dio un paso más en su crítica: "hemos estado blandos por momentos", destacando la paradoja de que, siendo su equipo muy superior en el rebote a lo largo del choque, no capturase varios balones bajo su propia canasta en las posesiones decisivas del final del tiempo reglamentario y de la primera prórroga.

En tres de las cuatro jornadas disputadas, los cacereños han perdido el parcial correspondiente al último cuarto, una estadística con la que es difícil conseguir victorias. Aunque esta temporada parecía que la plantilla era más larga en cuanto a efectivos utilizables que en las anteriores, algunos jugadores empiezan a acumular muchos minutos. Al caso de los dos pívots titulares (Antelo jugó 42 y Williams, 34) se le unió el de Dani Rodríguez, que saliendo del banquillo estuvo 38:25 en pista. El de los bases es otro debate espinoso. A Aranzana no le importó hablar de que "el mal partido de Carlos Cherry" les había "perjudicado" por obligar a que Rodríguez llegase "muy cansado" al desenlace.

El equipo no tiene mucho tiempo para lamentaciones. Esta semana encara un doble compromiso y además frente a dos de los mayores favoritos para el ascenso: el Ford Burgos el miércoles en casa y el Menorca el domingo fuera.