Antes de subirse al avión rumbo a Pekín, Maurits Hendriks ordenó la última actividad de la selección española. No era un entrenamiento. Tampoco visionar un video. Ni estudiar a los rivales en China. Era algo más insólito. Reunió al equipo en el Pirineo, lo dividió en tres grupos (uno salía de España, otro de Francia y el último de Andorra) con un objetivo: reunirse a la mañana siguiente en el Puigpedrós, la tercera cima más alta de La Cerdanya con 2.911 metros.

Un mapa para orientarse, una linterna, comida racionada, noche en la montaña; una situación extrema y desconocida para deportistas de élite, con el objetivo de fomentar la cohesión de grupo. Salieron a las cuatro de la tarde, durmieron cerca de la medianoche, tras una dura travesía entre rocas y piedras, y, al día siguiente, España --la que hoy se mide a Alemania en la final-- holló la cima. Había un cuarto grupo, con Hendriks y su staff a la cabeza, acompañados por Donna Hewit, la psicóloga holandesa que les asesora. Ellos durmieron en un refugio y ascendieron --no menos de tres horas-- por otra vía. Allí arriba, a la hora pactada, se reunieron todos. Ahí arriba andan, rozando la cima olímpica.

Pol Amat, dudoso

No es la primera vez que Hendriks somete a situaciones límite a su ejército del estic. Antes de cada gran reto, y una final olímpica es el más grande al que se han enfrentado, el técnico usa la misma terapia. "Me da igual contra quién jugamos, me da igual lo que haya ganado yo. Solo tengo en el corazón a este maravilloso grupo de jugadores. Les he hecho sufrir mucho", contó el seleccionador ayer, tal vez recordando esa ascensión al Puigpedrós. ¿Alemania? "El peor partido que hemos jugado en este torneo fue contra ellos. Lo perdimos 1-0. Peor no pudimos jugar. Les vamos a hacer correr, a ver si nos paran. Lo que hacen lo hacen bien, pero es un equipo más previsible y sabemos lo que hacen", dijo con tono amenazador.

El único problema es la lesión de Pol Amat. Sufrió un golpe en el tobillo izquierdo y no se sabe si podrá jugar. Si hace tres semanas ascendió el Puigpedrós, una de las cimas más altas de Catalunya, ¿por qué iba a perderse hoy la segunda final olímpica de su carrera? En Atlanta-96, la perdió. "El oro lo mereces si ganas la final. No hay más".

Tridente de lujo

Pol Amat, Santi Freixa y Edi Tubau forman una de las mejores delanteras del mundo. "Hay muy pocos equipos que tengan una delantera como España". A Hendricks, un científico más que un técnico, se le hace la boca agua cuando habla de ese tridente mágico.