La presumible baja de Ibrahimovic para el partido del domingo, a no ser que el Comité de Apelación anule hoy la tarjeta roja que vio en Almería, dejará un hueco en la delantera del Barça que Henry parece dispuesto a cubrir.Tal vez sea una de las últimas oportunidades de que dispone el francés, en el ojo del huracán por el pobre rendimiento que está ofreciendo (tres goles en siete meses). Henry se ha puesto a trabajar incluso el día de fiesta que concedió ayer Pep Guardiola tras su controvertida ausencia en la sesión matinal del martes.

El francés coincidió en los entrenamientos de ayer con Abidal, que empezó a trabajar sobre el césped en un nuevo capítulo de la recuperación de la lesión que sufrió (desinserción del aductor izquierdo) hace un mes; con Keita, próximo a reaparecer, sea el domingo o el próximo miércoles ante el Stuttgart; y con Milito, afinando su forma física tras su regreso a la competición.

Henry también tiene que afinar su estado físico. El martes por la mañana no trabajó por unas molestias en el tendón de Aquiles, según explicó el club. Esas molestias no serán ningún impedimento para jugar el domingo. Tal vez la mayor motivación de Henry, más allá de restituir su imagen ante la hinchada, sea la presencia del Valencia, un equipo que inspira su instinto goleador como pocos. Cinco veces se han enfrentado al once levantino y siete tantos ha anotado Henry. Precisamente coincidiendo con la visita del Valencia al Camp Nou el año pasado reaccionó. Llevaba solo cuatro goles en las primeras 13 jornadas (uno más que ahora, cumplida la 25) y, tras cenar con Guardiola, despertó con tres tantos de una tacada (4-0). Luego marcó 12 más y se convirtió en un elemento imprescindible para la consecución del triplete.

Pero ahora no se ha visto al mismo Henry. No se le ve porque ha sido suplente en seis de los últimos siete partidos. Guardiola sigue defendiéndole de forma apasionada. Algo que no se comprobará hasta que pise de nuevo el césped. La primera oportunidad es domingo.