Uno de los referentes del baloncesto español de los últimos veinte años, Alberto Herreros, se encuentra actualmente en Cáceres. La razón es acompañar a su hijo, que está compitiendo en el Extremini, el torneo de minibasket que se disputa en el Pabellón Multiusos de Cáceres.
El alero internacional de Estudiantes y Real Madrid seguía ayer, como un aficionado más, las evoluciones de los más pequeños sobre el parquet de la cancha de Moctezuma. Herreros, que no jugó nunca este tipo de torneos de base, reconoce que el suyo fue un caso atípico: "Empecé muy tarde a jugar, con 16 años, y por tanto no soy un buen ejemplo para los chavales. Lo que tengo claro es que me alegro de ver a mi hijo participar en estos torneos y de como disfruta estos momentos".
El jugador madrileño no quiere actuar como la madre de la artista y prefiere dejar libertad a su hijo a la hora de decidir qué camino quiere seguir. "Es pronto para saber qué camino tomará. Siempre le digo que disfrute y sea un buen compañero; eso es muy importante", asegura.
Herreros se mostró sorprendido por la desaparición del baloncesto de élite en Cáceres, "una ciudad que siempre ha sido un referente para el baloncesto de alto nivel, con un club que tenía una alta implicación con la cantera".
Está contento. Se le nota que disfruta en este tipo de torneos. Y más aún cuando contempla las evoluciones de su vástago. "El nivel en este tipo de concentraciones es muy bueno. En Cáceres he podido ver a la cantera del Joventut de Badalona y del Alcalá y creo que tienen un buen nivel para competir. A nivel personal estoy contento porque el equipo de mi hijo se ha metido en semifinales". Espera, por supuesto, continuar en Cáceres hasta mañana, día en que se clausurá el torneo con la disputa de la final. Eso significaría que su chico habría llegado a ella.
Finalmente, Herreros quiso apoyar las iniciativas que la FExB organiza con los más pequeños, destacando que "es una forma de que convivan entre ellos y vivan el baloncesto de una forma más real. El objetivo es que disfruten".
