Un 12 de julio de 1971, tal día como ayer viernes, Luis Ocaña llenó de tristeza miles de hogares españoles y el corazón de muchos niños que comenzaron a descubrir el Tour gracias a sus hazañas y también por sus desgracias. Vestido de amarillo y noqueado Eddy Merckx, se estampó en el descenso de Menté. Una placa recuerda el accidente en la curva cumbre pirenaica.

Un 12 de julio de 2019, 48 años después, el Tour llegaba a Châlon sur Saône, ciudad donde nació Niépce, con un triunfo que tuvo color holandés en la séptima etapa, en una ronda francesa que se viste muchos días de naranja. Los Países Bajos ya llevan tres victorias, las tres (dos individuales y la contrarreloj por equipos) como obra y gracia del conjunto Jumbo.

Poco aportó la jornada más larga; nada menos que 230 innecesarios kilómetros. Tampoco habría pasado nada por acortar un poco la jornada que todos los líderes -con Giulio Ciccone de amarillo- se tomaron como día de recuperación tras el titánico esfuerzo del jueves por los Vosgos y pensando en el azote del Macizo Central que ilumina la Grande Boucle este fin de semana. Para empezar hoy, desde Mâcon hasta Saint Etienne, y el domingo, con llegada a otra villa con pasaporte deportivo, Brioude.

Landa, en buena forma/ Con montañas en el horizonte, con una prueba que ya mira de reojo a Geraint Thomas, con una ronda francesa que se anima con un Mikel Landa, concentrado y confiado en sí mismo, el Tour abre su libro de gestas y recuerda que el 13 de julio, tal día como este sábado, era la fecha preferentemente señalada por Induráin para poner su sello personal, un día destinado a las mejores exhibiciones del único corredor de la historia que ha ganado cinco veces de forma consecutiva en París.