Las canastas las meten los jugadores. Y el entrenador es, habitualmente, el centro de las críticas y, a veces, de los elogios. Pero las victorias también tienen algunos padres ocultos en el seno de los equipos. En el caso del Cáceres, su cuerpo técnico, los ayudantes más directos de Carlos Frade, también ha sido importante en pasar la eliminatoria. Horas y horas de trabajo en distintas funciones lo atestiguan.

El último en llegar ha sido el más cercano a Frade, el segundo entrenador, Roberto Blanco. Placentino y exjugador --llegó a estar en la Liga EBA--, lleva unas cuantas temporadas en el Cáceres ocupándose de diversas tareas dentro de la estructura de cantera. Hasta mediada esta no ha sido reclamado para el primer equipo. Su labor es estudiar milimétricamente al equipo rival, proponer soluciones, debatir con el técnico nuevas ideas de planteamiento de partido. Frade es quien al final tiene la última palabra, pero valora mucho el papel de su principal ayudante. No hay que olvidar que él lo fue en otros equipos.

De la parte de la preparación física se ocupa Mario Díaz Hellín, un pacense que entró en el club prácticamente coincidiendo con su fundación, hace seis años. Intenta hacer lo más ameno posible los ejercicios que hacen sudar a los jugadores. Es un auténtico estudioso de su profesión y también ejerce a menudo de traductor con los extranjeros gracias a su dominio del inglés.

Los otros tres

Un puesto que ha cambiado mucho últimamente ha sido el de fisioterapeuta tras la marcha de quien estuvo cuatro años, José Moreno. En esta temporada es Dani Domínguez, un joven que está tomando experiencia todavía. La plantilla confía en él para rebajar el dolor de sus castigados cuerpos en colaboración con Vincente Monmeneu. También cuenta con el asesoramiento externo de Juanjo Rubio, un profesional de gran prestigio que fue fisio del Cáceres CB en la época del ascenso y la ACB. El médico para cuestiones mayores es Angel Martín.

Otra pieza importante es el otro Dani , apellidado Mangado. Se incorporó la pasada campaña como delegado con un gran número de funciones: organización de los viajes, cuidado de la burocracia federativa, que no se escape ningún dato en el transcurso de los partidos... Una especie de chico para todo muy querido en el vestuario por su carácter bromista, muy de su zona de procedencia, Cádiz. Además, juega en el filial de Primera Nacional, el Baños de Montemayor.

También es centro de mucho cariño José Manuel Casares, que hace las veces de utillero en los partidos de casa y algunos desplazamientos. Tras ganar en Lugo en principio iba a regresar a Cáceres, pero los jugadores pidieron que hiciese con ellos el viaje hasta Andorra. También ha colaborado con la AD Extremadura de fútbol sala.

Además, y aunque no son del cuerpo técnico en sí, son muy cercanos al equipo el conductor del autobús de la empresa Gil, Juanma Martín Bravo, y Jorge García, responsable de comunicación del club.