Gabriel Rodríguez Pérez, supuesto homicida de Manuel Ríos, fallecido el martes a manos de radicales del Deportivo tras un partido contra el Compostela, se entregóa anoche a la policía, prácticamente en el mismo momento en el que familiares, amigos y allegados dieran su último adiós a la víctima entre muestras de rabia y dolor.

Fuentes próximas a la investigación informaron a Efe de que, en torno a las 20.30 horas, el presunto agresor, Gabriel Rodríguez, de 29 años y simpatizante de la peña Riazor Blues, se personó acompañado de un abogado en las instalaciones del juzgado de Fontiñas, en Santiago, para confesar ante el juez instructor su autoría en los hechos.

"PRESION SOCIAL"

Las mismas fuentes indicaron que, a juicio de los investigadores, "la presión social y el acoso policial" llevaron al presunto autor de los hechos a personarse voluntariamente ante la justicia, y que no se descartan nuevas detenciones. La policía tenía identificado desde el miércoles al presunto agresor, pero no pudo ser detenido la pasada noche porque no durmió en su domicilio.

Una hora y media antes de que se entregase el presunto homicida, unas 2.000 personas despidieron en la localidad coruñesa de Abegondo, con sentidas muestras de dolor y rabia, los restos mortales de Ríos, de 31 años.

Al sepelio acudieron los padres del fallecido y su compañera sentimental, quien no cesó de llorar, así como los presidentes del Deportivo y del Compostela, Augusto César Lendoiro y Juan Silva.

En el cementerio, la compañera sentimental de la víctima pidió entre sollozos que se retirase las flores enviadas por el Deportivo, al gritar: "No quiero que esté ahí la corona de esos asesinos, que la quiten, que lo han matado, que se murió en mis brazos".

Mientras tanto, la peña Riazor Blues anunció su disolución. "El juguete se nos ha ido de las manos", dice en un comunicado.