No hace mucho tiempo, apenas dos años, las celebridades pasaban de largo por delante de Alonso para fotografiarse y abrazarse a las estrellas. A Michael Schumacher, preferentemente. Pero las cosas han cambiado. Ahora hay codazos por saludar al asturiano, por cruzar dos palabras con quien casi todo el mundo augura que será el nuevo campeón.

Y en ese escenario de empujones y golpes, nadie se mueve mejor que Mike Tyson. Estará un poco sonado, pero el excampeón del mundo de boxeo, el niño malo de Brooklyn, sabe muy bien quién ganará el título. Llegó al primero, Raikkonen, y le dio dos coscorrones en el casco, nada importante. A Fernando le abrazó, bromeó con pegarle y le felicitó. Por una vez, el terror del Garden disfrutaba mientras los que le rodeaban se atizaban por un minúsculo espacio para ilustrar tal momento con una foto.

Raikkonen, impotente

Incluso Raikkonen sabe que lo tiene muy difícil para ganar el Mundial. El finlandés resumió su impotencia tras compartir el podio con su gran rival: "Ojalá que dieran más puntos por victoria, pero sólo son 10". Por eso, Tyson se abrazó a Alonso. Por eso, Ursula Andress y Bo Derek lucían una gorra de Renault y no de McLaren. Por eso, Flavio Briatore, el patrón del equipo francés, comentó: "Pasito a pasito, Fernando se acerca más al título". Por eso, en McLaren sonreían sin gana. "Estos golpes son los que deciden un título", dijo el probador Pedro De la Rosa.

El asturiano, mientras, se mostró muy sereno en su análisis. "Nosotros teníamos el mejor coche en las cuatro primeras carreras y aprovechamos nuestra oportunidad. Ahora McLaren tiene el mejor coche, pero no lo aprovechan siempre". En Brasil llegará una mejora importante para el Renault, pero por medio hay dos carreras, Monza y Spa, en las que Fernando Alonso sólo tiene una obsesión: "Acabar las carreras".

Y eso que ayer corrió dos, una tras Raikkonen y otra, horas antes. Ya habían llegado todos los pilotos al circuito y Alonso aún no daba señales pasadas las 11.30 horas. Llovía y el atasco era monumental en la autopista y carretera de acceso al Estambul Park. Alonso condujo su Megane Sport de tal forma que perdió de vista a sus escoltas. Fue el único que llegó sin protección policial. Sólo le pudo seguir José Luis, su padre, en un segundo coche en el que también viajaba Lorena, su hermana, la misma que renunció al kart que le había construido su padre y propició que el Nano comenzara a pilotar.

Lorena corrió al podio y se coló entre los mecánicos de McLaren para apuntar hacia las cámaras y hacer el signo de la victoria con dos dedos.