Thanks Michael", se podía leer ayer en el alerón trasero de los BMW Sauber en los primeros entrenamientos libres del Gran Premio de Brasil. Es uno más de los homenajes de la F-1 en la despedida de Michael Schumacher. Interlagos pondrá fin a 16 años de éxitos y un palmarés que se antoja inigualable. El heptacampeón dice adiós a lo grande, luchando por dos títulos más que unir a sus vitrinas en una temporada en la que el pasado --Schumi -- y el futuro --Fernando Alonso-- se han medido en un cuerpo a cuerpo electrizante que años más tarde se recordará indudablemente como uno de los duelos más grandes en la historia de este deporte.

El Gran Premio de Brasil es el punto final de una época en la F-1 y el comienzo de otra. El relevo en lo más alto de la pirámide de pilotos coincide con el paso a una nueva era en muchos otros aspectos. Los jóvenes como Kubica, Massa, Button, Liuzzi, Kovalainen o Vettel --la generación que ha llegado al abrigo del éxito de Alonso-- reemplazan al propio Schumacher y a parte de su generación. Juan Pablo Montoya y Jacques Villeneuve se fueron a mitad de año, y a tipos como David Coulthard y Rubens Barrichello les queda una temporada más. No más.

Interlagos pone fin a más etapas, como la de Michelin en la Fórmula-1. El fabricante francés de neumáticos se despide en Brasil después de 219 carreras repartidas en 12 temporadas desde que debutó en 1977, aunque con el objetivo cumplido de lograr los dos títulos en el 2006 --también venció en el Mundial de rallys y en el de MotoGP-- y con todo a favor para reeditar mañana ambas coronas. Bridgestone será el suministrador único de gomas a partir del 2007, lo que algunos ven como una forma de igualar la competición, mientras que otros lo atisban como una ventaja para Ferrari, que dispone con seguridad del mejor coche y es el compañero de viaje preferido de los japoneses.

OTRAS DESPEDIDAS La F-1 no será lo mismo sin Schumacher, ni Michelin, pero aún será más raro contemplar una parrilla sin ver motores Cosworth, bien como preparador de Ford o como fabricante propio. No han faltado a la cita desde 1963 y atrás han dejado un palmarés de 176 victorias en grandes premios y trece títulos, el primero en 1968 con el Lotus de Graham Hill y el último, equipando al Benetton de Michael Schumacher en 1994. Lotus, Matra, Tyrrell, McLaren, Williams y Brabham fueron otros de los equipos que también ganaron títulos propulsados por el fabricante de motores fundado por Mike Costing y Keith Duckworth, de donde tomó el nombre en 1958 y que vivió su época dorada en los años 80. El mítico motor rugirá por última vez en los Toro Rosso (la versión V-10) y Williams (V-8) en este GP.

Pero hay más despedidas, como la de Alonso tras seis años como piloto Renault, y la de Kimi Raikkonen, después de cinco en McLaren. Ellos son los llamados a pelear por el título el próximo año desde McLaren y Ferrari, respectivamente, aunque antes que eso hay que dilucidar quién se lleva la corona del 2006. Alonso tiene más opciones, pero nadie puede estar seguro.