El camino ha sido largo. No lo ha tenido fácil Andy Murray para superar al fin a los mejores. A sus 29 años se ha convertido en uno de los 26 números uno de la ATP (desde 1973) que más ha tardado en llegar a la cima el tenis. Al escocés le ha tocado ir a rebufo de una generación de oro con Roger Federer, Rafael Nadal y después Novak Djokovic que se repartían el pastel de los grandes títulos desde el 2004. El tenista escocés se unió pronto al Big4 aunque siempre un paso por detrás de ellos y con el sello de eterno segundo marcado en su poderoso brazo derecho.

Murray jugó cuatro finales de Grand Slam antes de ganar el Abierto de Estados Unidos en el 2012 y después Wimbledon en el 2013, rompiendo una sequía de 37 años para el tenis británico. Pero no ha sido hasta esta temporada que ha conseguido salir de la sombra del Big4 y aprovechar el bajón de Djokovic y las renuncias de Federer y Nadal, después de ganar su segundo Wimbledon, la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río y realizar un esprint de final de año que le ha llevado al O2 Arena de Londres con ocho títulos y 21 victorias seguidas desde su última derrota ante Juan Martín Del Potro en las semifinales de la Copa Davis contra Argentina.

El premio al esfuerzo y la perseverancia desde que entró en el circuito en el 2005 ha sido el número 1 que logró la pasada semana tras ganar el Master 1.000 de París. «Alcanzarlo es uno de los grandes logros de mi carrera después de estar años en el segundo, tercer, cuarto puesto del ránking. Significa mucho para mí. Le he dedicado mucha paciencia y he trabajado muy duro para lograrlo», valoraba después de conseguirlo. No lo ha tenido fácil. «Tener delante de mí a Federer, Nadal y Djokovic ha sido muy duro. Son tres de los mejores jugadores de la historia y siempre me cruzaba con alguno de ellos, o dos en los Grand Slam. Ellos me han ganado muchas veces pero me han ayudado a buscar nuevos modos de mejorar».

LENDL, DECISIVO

En esa búsqueda la colaboración de Ivan Lendl ha sido decisiva. «Es el mejor entrenador que he tenido. Yo nunca había ganado un Grand Slam antes», ha valorado Murray sobre el campeón checo, nacionalizado estadounidense, que tuvo que sufrir en una época en la que estuvo en otro Big4 con campeones como Bjorn Borg, Jimmy Connors o John McEnroe. «Ivan perdió 11 finales y yo ocho. Es muy bueno saber que se sentía nervioso antes de las finales de Grand Slam y que había fracasado muchas veces, igual que yo», explicó el escocés en The Telegrahp.

Murray le pidió ayuda por primera vez en el 2012 y 2013, después sorprendió al mundo del tenis incorporando a la francesa AmelieMaureso a su equipo. «Me ayudó en un momento dificil de mi carrera y le debo mucho», explicó el escocés que esta temporada ha recuperado en su banquillo a Lendl.

Murray ha madurado poco a poco desde que soñaba con ser tenista en la academia de Emilio Sánchez y Sergio Casal en Barcelona, donde llegó a los 15 años y fue entrenado por Pato Álvarez hasta los 17 años. No sería la última vez que se instalaría en Barcelona donde volvió para trabajar con Àlex Corretja en busca de un mejor juego sobre tierra, su punto débil. «Sin buenos resultados en tierra no se puede ser número 1», explica Corretja. Y este año Murray los ha tenido, ganando en Roma y siendo finalista en Roland Garros y Madrid, siempre contra Djokovic.

Y precisamente el tenista serbio será su gran rival en el O2 Arena de Londres. Djokovic ha ganado en cinco ocasiones el título y busca el récord de seis que tiene Federer, además, saldrá con la motivación extra de recuperar el número 1 mundial. Pero antes de mantener otro pulso con él, a Murray le espera un duro camino para superar la fase de grupos donde le esperan como rivales a Marin Cilic (11 victorias y 3 derrotas), Stan Wawrinka (9-7) y Kei Nishikori (7-2). Más asequible parece que lo tendrá Djokovic ante rivales como Milos Raonic (7-0), Gaël Monfils (13-0) y Dominik Thiem (3-0) con los que nunca ha perdido.

NI FEDERER, NI NADAL

Murray afronta el reto de mantener el número 1 y conquistar un título que le falta. Es su hora pero en ocho participaciones su balance en el Masters es discreto (11-11) y su mejor resultado son las semifinales del 2008 y del 2010, de la que guarda peor recuerdo. «Perdí 8-6 en el tie break decisivo». Esta vez no tendrá que preocuparse por Nadal que ha renunciado a jugar para recuperarse de su lesión de muñeca, ni por Federer baja por primera vez desde que debutó en el 2002. Durante 13 años el tenista suizo no ha faltado a la cita de un torneo que ha ganado en seis ocasiones (2003, 2004, 2006, 2007, 2010 y 2011), ha disputado cuatro finales más (2005, 2012, 2014 y 2015) y ha jugado 64 partidos de los que solo ha perdido una docena.

Federer puso fin a su temporada después de Wimbledon por una lesión en la rodilla izquierda que le obligó a pasar por el quirófano después de perder las semifinales del Abierto de Australia ante Novak Djokovic. Reapareció en Montecarlo para disputar 18 partidos más antes de renunciar a seguir tras perder las semifinales de Wimbledon. La drástica decisión le ha dejado por primera vez desde el 2002 fuera del top ten aunque con solo 28 partidos jugados esta temporada el exnúmero 1 mundial finalizará en el 16 del mundo. Muchos firmarían un final así.

Igual que Federer, Nadal también ha optado por poner fin a su temporada para «preparar con intensidad el 2017» y dispuesto «a luchar hasta morir en la pista», ha dicho. Nadal estaba clasificado para el Masters (número 8 mundial) como lo ha estado en los últimos 11 años. A los dos se les echará en falta.