Será esta noche, a las 22.30 hora peninsular española, cuando un extremeño, Álvaro Martín, saldrá al ardiente asfalto de Doha buscando la gloria absoluta. Es uno de los favoritos en la prueba de 20 kilómetros marcha de los Mundiales de atletismo. Momento para sacar lo que él llama la «poker face», la cara de póker. Esto se traduce en no mostrar sus emociones a sus rivales, construirse la misma máscara que le hizo campeón de Europa hace 14 meses en Berlín.

Llerena, su localidad natal, y Extremadura estarán apoyándole, como sucedió el miércoles con el montijano Javier Cienfuegos, que se vuelve con un séptimo puesto en lanzamiento de martillo. Martín sueña incluso con estar más arriba todavía. Es posible sobre todo porque está alcanzando su madurez con 25 años.

«Tengo la sensación y confianza de que hemos trabajado muy bien. Eso te da mucha seguridad», cuenta a este diario desde la capital catarí, donde estos últimos días ha ultimado los entrenamientos bajo unas condiciones extremas a nivel climático, por mucho que, algo inhabitual, la carrera vaya a ser de noche.

«Prefiero adaptarme a todo. Es decir, no importa las condiciones, sino cómo nos adaptamos. Sino fuera así, los marchadores asiáticos y sudamericanos tendrían las de ganar. Pero no quiero que sea así. Estamos listos para todo», apunta, sin inmutarse. Y es que también parece poner la ‘poker face’ en la previa.

Lleva casi un año preparando esta gran cita con esmero. Aparte de las competiciones en sí, viajó a Estados Unidos y a Japón, pero lo que más le valió fueron quizás los días que pasó en unas instalaciones del Ejército del Aire en las que marchó bajo un calor artificial. «Ha sido muy muy útil, pero no solo eso, sino es que hemos probado cosas diferentes al resto de los compañeros. El año que viene repetiremos», apunta. Su relación con su entrenador, José Antonio Carrillo, es máxima confianza.

Con él ya está hablado que a los rivales no hay que transmitirles nada en plena prueba: ni fortaleza ni flaqueza. Nada. «Es importante. Por ello, independientemente de que sea de noche, competiré con gafas de sol», adelanta.

Otro de los puntos de su filosofía es que su único objetivo es dar siempre el máximo rendimiento, por encima de la posición que ocupe al final. «Es que es así. No se puede predecir el resultado y no sabemos cómo están mis rivales. He entrenado muy bien y por ello considero que lo voy hacer muy bien. ¿El puesto? Una incógnita», sostiene. Pero a apenas unas horas de salir a marchar, asegura que no firmaría un bronce. «¡Para nada! ¡Es todo una incertidumbre!», exclama.

Y es que experiencias pasadas, con dos Juegos Olímpicos en los que terminó decepcionado, le han enseñado a relativizarlo todo. «Ha habido veces que he entrenado muy bien, pero no han salido las cosas. Toda preparación es muy diferente, pero me siento mejor que Berlín», dice.

Por último, se une a las críticas a la designación de Catar como sede. «Nosotros nos quejamos hace más de un año. Vinimos, entrenamos y nos fuimos asustados. Después nos pusimos a trabajar en todo. Ya el daño está hecho y es irreparable, pero para el futuro, la IAAF tiene que aprender de este campeonato. No solo por las condiciones, sino por ver el estadio vacío. Es muy triste. El dinero no lo puede comprar todo».