Lo decía Jaime Lissavetzky, el secretario de Estado para el Deporte, el pasado viernes en Barcelona. "Las valoraciones hay que hacerlas al final". Lo decía por experiencia. Llegó al Europeo de básquet y España comenzó perdiendo ante Serbia, aunque luego ganó el título; llegó a Suráfrica con la derrota de España ante Suiza, pero luego la Roja acabó triunfando en el Mundial. En Barcelona no se repetirá el mismo éxito, desde luego, ya que España no podrá alcanzar cotas de anteriores Europeos de atletismo. Pero, tras ganar cuatro medallas en las cinco jornadas anteriores (aunque todas ellas el viernes y el sábado), en el día de la clausura perseguirá un montón de podios en las nueve finales en las que habrá presencia de atletas locales para intentar, al menos, adecentar el resultado y dejar un buen sabor de boca.

Hoy puede ser el gran día, efectivamente, pero para ello los atletas deberán afinar el tiro e incrementar notablemente el acierto que han demostrado hasta ahora. La selección sale hoy con opciones claras --por orden cronológico-- en maratón masculino, altura femenina, disco masculino, longitud masculina, 3.000 metros obstáculos masculinos y el 1.500 femenino.

Hoy no se puede fallar, porque, si no, el balance prometido al final por Lissavetzky tendrá que ser necesariamente duro para un atletismo que hace ocho años era capaz de irse de Múnich con 15 medallas y, hace cuatro, de Gotemburgo con 11. La nómina de figuras es lo bastante amplia como para al menos acercarse a esa última cifra. 17 atletas tienen la opción hoy de lavar la imagen de España.