El conjunto de Villanueva de la Serena es el único que no se juega nada en lo que queda de competición. Será el último de la LEB-2 a final de temporada y resulta difícil pensar que ganará alguno de los cinco partidos que le restan. El club que preside Justi Pino --que medita su marcha definitiva-- se ha enfrascado en una vorágine de cambios de entrenador y jugadores que ha dado como resultado el balance más sonrojante del baloncesto español en los últimos años: un triunfo y 24 derrotas. El objetivo es al menos dulcificar las enormes palizas que recibe cada fin de semana, pero es un equipo destrozado, sin espíritu.