Exceptuando la grave lesión sufrida por Alberto Frías, todo salió bien en el capítulo del material humano , empezando por el gigante checo Jiri Okac, toda una sorpresa pese a tener un currículum internacional extenso y 2,17 de estatura, hasta la calidad que ofrecieron en los entrenamientos los jóvenes Alvaro Rodríguez, Quique Silván y Víctor Ruiz, éste el único extremeño de aquel equipo. El bloque nacional demostró una química indestructible: la complementariedad de los bases Angel de Pablos --la serenidad-- y Tony Romero --la explosividad--; el carisma de Juan Méndez, el tiro exterior de Gaby Abrines y Roberto Gómez, el juego de poste de Felipe García, la tremenda lucha de Santi García y la inteligencia de Pepe Benedé. Ah, claro, y la muñeca mágica de Jordi Freixanet, que, curiosamente, llegó iniciada la temporada por la lesión de Frías cuando estaba sin equipo.