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3Goles: 0-1-Min. 18: Sales. 1-1-Min. 39: Murci.

3Árbitro: Miranda Bolaños. Tarjetas a los locales Carlao y Murci y a los visitantes Manu, Valentín y Jaime.

3Estadio: Príncipe Felipe.

3Espectadores: 1000.

3Cacereño: Bernabé, Chechu (Rubén Sánchez, minuto 5), Carlao, Carlos Daniel, Alberto Delgado, Gustavo, Rodri (minuto 69, Ezequiel), Alex García (minuto 59, Borja García), Carlos Andújar, Teto y Murci.

3Diocesano: Miguel, Javi, Valentín, Juanlu, Iván (min. 5, Manu), José Antonio, Jesús, Davi, Sales (Min. 75, Jony), Jaime (min. 65, Bilal) y Javi Bernal.

Sigue deambulando el Cacereño en una temporada decepcionante para sus fieles. En el derbi local, apenas pasó del empate (1-1) ante un Diocesano que, justamente al contrario, está dando más de lo que se le pronosticaba. Ayer, por momentos, le sacó los colores al equipo mayor de la ciudad, al que pudo incluso ganar, y los aplausos finales fueron más que merecidos.

Sin que haya una explicación lógica (nadie del club habla de retrasos en los pagos a los futbolistas) el CPC no es capaz de mostrar el talento que se le supone. Dos futbolistas teóricamente capacitados por puesto no son suficientes para siquiera competir con los de arriba. Y todo ello con el horizonte del próximo domingo en feudo el Villanovense, un bloque que sí está demostrando cómo debe comportarse un aspirante al ascenso.

Parajójicamente, ni Julio Cobos, el técnico con el que el Cacereño firmó su mejor temporada en Segunda B en la oficial era Doblas, parece capacitado para dar un golpe de timón. Cuestión de planteamientos o cuestión de actitud, ¿o las dos?, están en el origen de odas al antifútbol como las de ayer. Ni penalties no señalados ni nada que le parezca: este equipo sigue careciendo de alma y por eso se les han subido a las barbas en su mismísimo estadio tres equipos de perfil medio-bajo de la Tercera: Aceuchal, Trujillo y el propio Diocesano.

Esté en liza la alineación que esté, es un despropósito el decano. Cierto es que sus rivales aciertan siempre a la primera y de manera brillante. Ayer fue el rojillo Sales el que se inventó un lanzamiento a la escuadra desde casi 40 metros (0-1, min. 19). Golazo.

El murmullo se fue acrecentando conforme pasaban los minutos, aunque Teto tuvo un par de opciones de igualar. El Dioce, de la mano maestra y sabia de un Adolfo Senso que saca el máximo partido a los suyos, sea donde y como sea, se parapetó bien atrás y salió a la contra con un peligro siempre evidente con Jaime Corchado y Javi Bernal (qué buen delantero hay ahí) como puntas de lanza. No le hizo falta más.

En el Cacereño, dentro de lo descrito, tres excepciones: los destellos de Alex García, Carlos Andújar y su pelea con carreras sin límite y Teto, un virtuoso futbolista que exhibió ante el club en el que maravilló de juvenil sus dotes. Pero ni uno ni otro parecen acompañados con solvencia. Precisamente Andújar puso en la cabeza de Murci el empate (1-1-min. 39) justo la jugada siguiente de que Bernal marrara el 0-2 ante Bernabé.

SEGUNDA PARTE / El turbio escenario apenas cambió en lo sucesivo. Es más, fue a peor. El CPC completó un segundo tiempo para el olvido, sin apenas ocasiones, aunque el emeritense Miranda obviara un evidente penalti al inicio por manos de un defensa rojillo en el minuto 56.

Al contragolpe, el Dioce flirteó con el gol con acciones profundas y llenas de sentido de sus centrocampistas y la conexión con Javi Bernal. Teto lo intentó en un par de ocasiones, pero sus centros no encontraron rematador.

El público, sin moral, en reciprocidad a lo que transmitían los verdes, acabó dando por hecho que aquello no tenía arreglo. En silencio o periódicamente abroncando a sus jugadores, la segunda parte tuvo mucho de resignación. El Diocesano, al que algunos situaban en Primera extremeña antes de Navidad, dio una lección de humildad a un Cacereño que abochorna a quienes tienen la moral en las uñas. Y eso que apenas se ha cumplido el primer mes de competición.