Por segunda jornada consecutiva, España se quedó a las puertas de una nueva medalla en los Europeos de natación de Budapest. Javier Illana, que el miércoles logró el bronce en el último salto en el trampolín de un metro, pasó ayer, dos metros más arriba, de soñar con el oro a quedarse fuera del podio.

Illana pagó caro su pobre cuarto salto (56,10 puntos) en la final del trampolín de 3 metros. Los dos anteriores, por encima de los 86 puntos, le habían aupado a la segunda plaza.

Tras ese fiasco, el saltador madrileño cerró su actuación con dos intentos que no pasaron de correctos. Había dicho adiós a la plata, y si el alemán Patrick Hausding no fallaba en su último intento, le arrebataría el podio. Hausding sorprendió con el mejor de los 72 saltos de la final (91,80 puntos) y se colgó el oro.

En las corcheras se repitió el guión: mejor ellas que ellos. Si el jueves cinco chicas nadaron finales, mañana lo harán tres. Mercedes Peris deslumbró en los 50 metros espalda, al batir en las semifinales (28.04) el récord de España y el de los campeonatos, aunque Aliaksandra Herasimenia se lo arrebató en la otra semifinal. También con la segunda mejor marca pasó a la final Erika Villaécija en los 1.500 libre, pero no Eider Santamaría, que quedó en una dolorosa novena plaza. En 200 libre, Patricia Castro se clasificó por la mañana con el récord de España, que volvió a batir (1:58.11) en las semifinales. Los chicos, mal. Por una centésima quedó apeado Rafa Muñoz en las eliminatorias de 100 mariposa, y por cinco se quedó Aschwin Wildeboer sin la final de 200 espalda.