Si hubiera que dar una lista de candidatos para el MVP de la temporada después de algo más de un mes de competición, un nombre encabezaría todas las encuestas: el de Russell Wesbrook(12 de noviembre de 1988, Long Beach). Sin discusión. Jugadores como James Harden, Anthony Davis, Lebron James o incluso su excompañero en Oklahoma Kevin Durant, están haciendo números sobresalientes. Los de Westbrook, de 28 años, superan todas las expectativas.

Sus medias son de auténtica locura (31,2 puntos, 10,5 rebotes, 11,3 asistencias) y le encaraman en lo más alto de los ránkings de la NBA. Ocupa la segunda posición entre los anotadores, es el segundo que más asistencias reparte y es el que más rebotes captura al margen de los jugadores interiores.

«Es un jugador muy explosivo, yo creo que el mejor atleta de la NBA, por eso suena como posible MVP. Jugar con él facilita las cosas al resto. Y, fuera de la pista es muy cercano y muy tranquilo, cosa que choca porque dentro es un nervio», afirma el exazulgrana Álex Abrines, que comparte vestuario con Westbrook desde esta temporada.

Desde ese perfil todoterreno que cultiva desde su debut en la Liga en el 2009, el MVP de los dos últimos 'All-Star' ha encadenado cuatro 'triples-dobles' en los últimos cuatro partidos para ser elegido el mejor jugador de noviembre en el Oeste. Son nueve desde que empezó el curso, (uno menos que el resto de la Liga) y 46 en su carrera, que le sitúan sexto en el ránking de todos los tiempos. Westbrook ha cruzado una frontera para que Lebron necesitó 1.000 partidos con casi 400 partidos menos.

TRAS LA GESTA DE ‘BIG O’

Para entender, realmente, lo que supone baste decir que solo un jugador promedió un'triple-doble' durante toda una temporada. Un jugador de leyenda Oscar Robertson, 'The Big O', que construyó su carrera en los Cincinnati Royals y Milwaukee Bucks, acabó la temporada 61-62 con 30,8 puntos, 12,5 rebotes y 11,4 asistencias, números casi imposibles de imaginar.

La forma en la que Westbrook está dominando la Liga resulta aún más sorprendente para jugador de 1,91 de estatura y apenas 90 kilos, un torbellino de energía que parece no agotarse, explosivo en sus arrancadas y en sus mates. Su flaqueza: el tiro exterior (un 33% desde el triple), lo que no le corta a la hora de jugarse tiros de partido.

LA RUPTURA CON DURANT

Desde ese andamio tan liviano, se ha convertido en un jugador imparable, como si se hubiera desatado al liberarse de la sombra deDurant, con el que compartió ocho temporadas en Oklahoma y con el que intentó en vano el asalto al anillo de campeón.

La marcha de Durant a los Warriors ha culminado el lento desguace de unos Thunder que jugaron la final del 2012 ante Miami, y ha cambiado el papel de Westbrook, ahora santo y seña de Oklahoma, decidido a llevar al equipo en los 'play-off', una posibilidad que muchos entendían como remota. con el adiós de 'Durantula'.

«Lo mejor de Russell es que todo lo que hace es para que el equipo gane. Otros se vuelven locos con las estadísticas y su equipo pierde», dice el técnico de los Thunder, Bill Donovan. «Ganar es lo único que hay en su cabeza y él sabe que esas asistencias, rebotes y puntos nos ayudan a ganar».