CÁCERES77

PALENCIA92

Era muy difícil que el Cáceres Patrimonio de la Humanidad empezase con buen pie la temporada. El Quesos Cerrato Palencia cumplió el pronóstico y se llevó una victoria holgada del Multiusos (77-92), basado en la sideral superioridad de su plantilla en todos los aspectos.

La baja de Niko Rakocevic restó aún más posibilidades a un éxito ya de por sí poco probable. El escolta montenegrino sufrió un fuerte golpe en el coxis en el entrenamiento de la tarde del jueves y el club optó por ocultarlo, a la espera de las pruebas. No sufre rotura ni fisura, para alivio generalizado, pero hay que ver cómo evoluciona.

El primer cuarto fue ya descorazonador, un aviso de que se avecinaba una noche agria. El equipo local encajó sin apenas oposición una canasta tras otra, con el Palencia haciendo funcionar bien sus sistemas y poniendo el balón en las manos de sus tiradores en buenas posiciones. Enfrente, cierta impotencia verdinegra, sin encontrar el quinteto más adecuado.

Sandi Marcius, pese a su escasa pretemporada, fue titular y buscó el protagonismo que se le reserva como referente del juego interior, pero se le ve todavía muy oxidado. Aun así, mostró que puede ser un jugador válido para esta categoría.

Con 17-31 acabaron esos primeros diez minutos y un molesto silencio porque desde la grada se temía una masacre.

Pero este Cáceres por lo menos garantiza espíritu, que es lo que sacó justo cuando tocó fondo con un expresivo 19-37 (min. 13). Con cierta relajación visitante como aliado extra (la segunda unidad palentina no mantiene el mismo nivel que los titulares), la situación dejó de ser tan desgarradora. Luis Parejo clavó un par de triples consecutivos y los lanzamientos del rival dejaron de entrar con tanta facilidad.

El público, bastante escaso pero muy animoso, se subió al carro de la reacción, que llegó hasta un 41-48 a falta de poco más de un minuto para el descanso. Con 41-52 se afrontó el segundo tiempo y el consuelo de que al menos parecía que no nos habíamos quedado sin partido.

SEGUNDA PARTE / Fue una impresión equivocada. El ímpetu que había caracterizado la anterior fase del partido desapareció, imponiéndose la ingente calidad del Palencia.

El hueco volvió a incrementarse sin remedio y esta vez no hubo piedad en el otro bando. Fue doloroso comprobar cómo se le veían las costuras --otra vez-- a Ragnar Nathanaelsson, todo estatura y voluntad pero todavía muy poco preparado para esta liga. -7 de valoración en apenas cinco minutos. Más decepcionante (porque se esperaba más) Zigimantas Riauka.

Con 58-74, solo quedaba comprobar en el último cuarto de qué tamaño era el destrozo que se iba a recibir. No fue mucho, ni tampoco poco. Particularmente fue brutal la exhibición de Urko Otegui, el tipo de jugador al que salarialmente ya no puede aspirar el Cáceres desde hace años. Otros como Dani Rodríguez, Romá Bas o Marc Blanch también ganan partidos por sí solos.

La actitud, la cabeza alta, era lo mínimo que podía pedírsele a los jugadores de Ñete Bohigas, y en eso sí cumplieron. Esos 15 puntos finales expresan bien la diferencia entre un componente de la aristocracia de la LEB Oro y otro del pueblo llano.

Una lectura final en plan optimista (aparte de los triples de Guille Corrales): con el equipo todavía tan en pañales, mejor que haya partidos así contra rivales complicados y no frente a otros de las mismas aspiraciones de permanencia. De momento no puede pedirse otra cosa. H

3Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Guille Corrales (9), JC Fuller (11), Luis Parejo (10), Riauka (9), Sandi Marcius (12) -cinco inicial- José Marco (15), Toledo (2), Sergio Pérez (9), Nathanaelsson (0).

3Quesos Cerrato Palencia: Roma Bas (19), Dani Rodríguez (12), Otegui (21), Barnes (8), Blanch (18) -cinco inicial- Engstrom (4), Maldunas (2), Josep Pérez (0), Jhornan Zamora (8).

3Árbitros: De Lucas y Gómez.

3Marcador por cuartos: 17-31. 41-52 (descanso), 58-74 y 77-92 (final).

3Pabellón: Ciudad de Cáceres.

3Espectadores: 700.