Mecachis!" es una exclamación muy típica de José Miguel Echávarri. El siempre circula unos kilómetros por delante del pelotón. El mánager del conjunto Caisse d´Epargne informa al director del equipo, Eusebio Unzué, de las incidencias y de los detalles de la carretera, y el técnico se lo transmite a los corredores. El "¡mecachis!" de Echávarri salió de forma espontánea cuando escuchó por la radio interna del Tour que Xabier Zandio se había vuelto a caer, con la mala suerte de fracturarse la clavícula derecha.

"Chute (caída) de Zandio. Vamos camino del hospital. Adiós al Tour". Sonó la alarma del móvil. Era el primer mensaje de Echávarri. La preocupación comenzó a apoderarse del técnico navarro. Zandio no era solo el portador del dorsal 19. Era una pieza clave en la montaña para Alejandro Valverde y Oscar Pereiro. Fue el corredor que hace un año, sin ayuda, ni siquiera de rivales a los que también incordiaba la escapada clave del Tour 2006, trató de evitar que Floyd Landis sacara una minutada estratosférica en su histórica fuga de Morzine, donde comenzó a ganar la carrera de forma provisional y donde dio positivo por testosterona.

TOUR SALVAJE En efecto, el Tour, en ocasiones, se torna salvaje y pierde por el camino su lado humano. No cuentan los caídos. Ni los llamados gregarios de lujo, como Zandio, ni siquiera los líderes. En una etapa similar a la de ayer, que discurría por Holanda y con todo por decidir, Alejandro Valverde también se rompió la clavícula y dejó por el asfalto los sueños del Tour. Zandio, navarro, otro chico de la tierra que se hizo ciclista pensando en Induráin, solo quería ayudar. El domingo ya se cayó en Inglaterra. El lunes por la noche se pasó tres horas en el hospital de Gante, donde llegaron a enyesarlo, ante la sospecha de una fractura de escafoides, que la inflamación no permite ver.

Ayer, en la salida de la cuarta etapa, ponía los pelos de punta contemplar el estado de su mano, hinchada como un globo.Y así estaba dispuesto a sufrir hasta París. No llegó ni a Joigny, desenlace de otra etapa resuelta al esprint, en la que Flecha y Verdugo intentaron una fuga imposible. Hushovd se anotó la victoria por delante de Hunter y Freire, que comprobó, por desgracia, que su forúnculo está peor.