Todo sigue igual. Nada ha cambiado en el planeta tierra. Rafael Nadal sigue indestructible y lo confirmó ayer en la pista central del RCT Barcelona. Después de un año de ausencia el número 1 mundial levantó por sexta vez la copa de campeón al vencer en la final a David Ferrer por 6-2 y 6-4. Fue una victoria fría, como el día, casi sin emoción y en la que casi ninguno de los 7.000 aficionados que llenaron las gradas tenían demasiadas dudas hacia el lado que se decantaría la victoria. Incluido Ferrer que, al llegar a Barcelona, firmaba repetir en el Open Banc Sabadell-Conde de Godó la final que jugó contra Nadal en Montecarlo la semana anterior.

TWITTER DE MOYA Nadal está varios pasos delante de sus rivales cuando pisa su territorio incluido, entre ellos, el segundo mejor tenista en tierra esta temporada como seguramente es Ferrer que, por tercera vez en en Barcelona (2008, 2009 y 2011) tuvo que conformarse con el plato de finalista. Si el sábado Ferrer marcó su jerarquía ante Almagro, ayer fue Nadal quien le hizo ver quien manda sobre la tierra. Su amigo Carlos Moyà solo acabar la final ya había dado su opinión en twitter: "Nadal en crisis, hoy le han llegado a cuatro en un set". Tan duro como cierto.

Nadal necesitó 1 hora y 49 minutos para levantar de nuevo los brazos al cielo de Barcelona. Ferrer no pudo hacer casi nada para evitar una nueva derrota. La novena que encaja en tierra ante el mallorquín de las 10 que han jugado desde que el alicantino le ganó la primera vez en Stuttgart en el 2004. Y eso que Ferrer entró en la pista dispuesto a plantarle cara a su amigo.

En los primeros juegos parecía que podría conseguirlo. Ferrer Inauguró el marcador y dispuso en el segundo del primer break point del partido. No lo consolidó y de un posible 2-0, casi sin darse cuenta vio como Nadal se colocaba 4-1 para ganar el set por 6-2.

RELAJACION Ferrer corría, luchaba detrás de la línea de fondo y se defendía ante los obuses de Nadal, pero los juegos caían del lado del mallorquín que en la segunda manga se adelantó de salida 2-0 y todo parecía finiquitado. Pero quizás por relajación, Nadal rebajó su ritmo y eso permitió a Ferrer romperle dos saques seguido y adelantarse 4-2. No hubo más. Se acabó la broma. Nadal puso la sexta velocidad y se apuntó los cuatro juegos seguidos para rematar la faena.

CARA DE TONTO "Ha sido una copia de otros muchos partidos. David nunca acaba de creerse que puede ganarle y al final se nos queda cara de tontos. Ferrer podría ser el antídoto Nadal pero debería cambiar su mentalidad", decía decepcionado Javier Piles, entrenador de Ferrer, minutos después de la final. Su pupilo admitía también esa inferioridad psicológica. "Entré con mentalidad ganadora, pero poco a poco me he ido apagando", decía el alicantino que le pidió en broma a Nadal que no volviera a Barcelona el próximo año.

"Lo siento por David que merece ganar este torneo alguna vez y está haciendo una temporada fantástica, lástima que ha jugado las tres finales contra mí", se disculpó el número 1, feliz por una victoria que le dará 500 puntos, los únicos que sumará en la temporada de tierra de los 5.000 que defiende hasta Roland Garros. Aunque visto el partido de ayer está en camino de repetir.