El Cacereño empieza a gritar "basta ya". Los arbitrajes que ha sufrido en el club verde en la últimas jornadas han hecho que la indignación se instale en el club y una de sus cabezas visibles levante la voz públicamente. El último episodio fue el pasado domingo frente al Lanzarote (2-1), con el granadino Juan Manuel López Amaya como protagonista. "Fue vergonzoso", comenta el técnico, Angel Marcos. "Es lo que pasa siempre en las islas", sentencia.

El árbitro expulsó a Vladimir, jugador del Lanzarote, en la primera parte --"porque se dio cuenta de que tenía una amarilla cuando ya había sacado la tarjeta, se le vio hasta dudar", dice el entrenador cacereño-- y a partir de ahí, según la versión de los verdes, se dedicó a compensar. "En el minuto 44 hay un penalti de escándalo a Rocha, le saca amarilla por tirarse, le amenaza y llamaba a los jugadores ´niñatos´. Si pitaba penalti tenía que ser roja y no se atrevió", añade Marcos.

Lo que más le duele a los jugadores del Cacereño es que el árbitro les "faltara al respeto" y les "amenazara". "Estuvo amenazando y humillando a los jugadores, tenía actitudes chulescas", apunta el preparador extremeño, que añade: "Fue tan sinvergüenza que en los últimos minutos nos pitó todo a favor y a David Rocha le decía ´a ver si empatáis, que lo merecéis´, cuando antes le había amenazado. Le dolía la conciencia, no nos aguantaba ni la mirada, miraba al suelo de vergüenza que tenía", asegura.

El malestar del técnico continúa al estimar que el árbitro "se inventa" un penalti a favor del Lanzarote. "El penalti no es ni dudoso, es de risa. El entrenador suyo se reía porque no se lo creía. Se ve claramente como Antonio saca el balón y el delantero se tira al suelo gritando". Su indignación sube de temperatura cuando asegura que los jugadores del Lanzarote "al final del partido incluso nos pidieron disculpas por el arbitraje. Eso lo dice todo".

MAS QUEJAS Durante la segunda parte las faltas a favor del equipo canario fueron constantes, "lo pitaba todo y sacaba tarjeta por cualquier cosa. Tuve que quitar a Julio porque ya había visto una amarilla y tenía unas ganas de expulsarle tremendas".

Lo positivo del encuentro fue el comportamiento de los jugadores cacereños. "Se dedicaron a jugar y no le protestaron, estuvieron muy bien no entrando al trapo, que es lo que quería el árbitro que sucediera". "Fastidia mucho hacer un viaje tan largo y venga un árbitro y te lo fastidie", afirma.

PRECEDENTES La del pasado domingo fue la gota que colmó el vaso. El Cacereño anteriormente ya había tenido arbitrajes que bajo su óptica le habían costado puntos. "Ante el Puertollano nos anulan un gol legal y frente al Leganés no nos pitan un penalti claro con empate a cero. En una liga tan igualada todo eso son puntos".

El técnico cacereño también hace autocrítica. "Jugamos un primer tiempo muy malo y tuvimos nuestros errores". Pero también ve el lado optimista: "Ahora somos un equipo más fuerte y cuando cambie la mala suerte de los arbitrajes iremos hacia arriba". La primera oportunidad para demostrarlo será el próximo domingo a las 12.00 horas frente al Universidad de Las Palmas --tercer clasificado-- en el estadio Príncipe Felipe.