Ciertamente es un misterio. ¿Puede alguien entender que cuatro jugadores del talento de Ronaldo, Ronaldinho, Adriano y Kaká no brillen juntos? Parece imposible. Pues ya tienen dos pruebas en apenas seis días. Dos partidos de Mundial (Croacia y Australia) y el cuadrado mágico de Parreira se ha convertido en la ineficacia al cuadrado. No chuta. No va bien. Las estrellas no trabajan en la misma onda, dando la sensación de que están desconectadas. Son cuatro universos distintos que comparten un módulo táctico indescifrable.

Ronaldo será titularpese a su baja forma

No puede acabar los partidos. Y Brasil se pregunta si Ronaldo los debe empezar de titular. 72 minutos sobre el césped ante Australia. Ningún disparo a portería (tiró dos y los dos acabaron fuera), una asistencia a Adriano, una tarjeta amarilla por marcar un gol cuando el árbitro ya había indicado fuera de juego previo y dos faltas sufridas. Detrás de los números se esconde un Ronaldo apático, que se atropella con la pelota, que no llega a tiempo para el remate y que desespera por su exasperante lentitud.

El problema es que Ronaldo juega contra su pasado y sale derrotado en cada partido. La torcida espera ver al Ronaldo del 2002 y se topa con el de 1998. El no se puede quejar de la afición. Lo recibió con aplausos y lo despidió con respeto. Mientras estuvo en el campo, hasta en seis ocasiones coreó su nombre para levantarle de la crisis, pero Ronaldo no responde ya a esos estímulos. El problema vino luego. En 18 minutos, Robinho disparó tres veces, o sea, más que Ronaldo en todo el Mundial.

"Debe coger ritmo", sostiene Parreira, como si el delantero del Madrid hubiera venido a realizar una pretemporada en pleno Mundial. Prensa y afición piden su salida del equipo titular, algo que no se producirá mañana frente a Japón. El técnico sabe que el día en que le siente en el banquillo habrá oficializado el final de un ciclo. El jugador, entretanto, se aferra a sí mismo, de forma desesperada, empeñado en reencontrarse.

Ronaldinho busca loque hace en el Bar§a

Por Alemania circula desde hace unos días una persona que se está buscando a sí misma. Es Ronaldinho. Se busca porque ha perdido el encanto que desprendía en el Barcelona, el aroma de jugador imparable. En dos partidos, en 180 minutos, no ha sido quien es. Para empezar, no juega en el mismo sitio que en el Camp Nou. Allí dispone de libertad absoluta para arrancar desde la banda izquierda y conectar con Etoo, Messi o Giuly, tipos todos ellos rapidísimos. Con Brasil no se sabe bien de qué juega Ronaldinho. Demasiado lejos del área, demasiado cerca de Dida. Más preocupado de mantener y cuidar la posición, como un vulgar y obediente centrocampista, que de hacer daño. Nadie diría que es Ronaldinho.

Ante Australia el azulgrana se marchó sin disparar a puerta tras haber recibido dos faltas de Australia. Sin dar ninguna asistencia, pese a que fue Ronaldinho quien inició la jugada del gol de Adriano al darle un pase a Ronaldo. La única ocasión en que conectaron los tres. Durante el resto del partido, el desencuentro presidió la relación de las estrellas. De la sonrisa de Ronaldinho, ni rastro.

Adriano prefiere serla única referencia

A Adriano le costará decirlo abiertamente, pero cada vez que Ronaldo desaparece del campo él se siente mejor. Con el frente de ataque para el delantero del Inter, todo es más sencillo. Entonces, Adriano tiene bastante más espacio para aprovechar su potencia, aunque es cierto que fue Ronaldo quien le dio el pase del gol. Suyo fue el mérito de encontrar un hueco entre las piernas de la defensa de Australia para disparar de forma ajustada. Y así poder dedicar el primer tanto que logra en el Mundial a Adriano, su hijo recién nacido en Río de Janeiro mientras él estaba en Alemania repitiendo el gesto de acunarlo que hizo Bebeto en EEUU-94.

Se le ve más relajado cuando juega como única referencia ofensiva. Cuando entró Robinho, le cambió la cara al delantero del Inter porque tiene alguien que distrae a los defensas y porque cuenta con un socio que le entiende mejor que Ronaldo. Robinho regatea y corre, mientras Adriano dispara.

Kaká, el únicoinspirado y con chispa

Hasta ahora Kaká ha sido el mejor del cuadrado. Por la movilidad de su juego, por la solidaridad defensiva que practica y, además, porque llega al área enemiga con mucho peligro. Es quien más dispara, más falta sufre y quien transmite una sensación de mayor frescura en su fútbol. Kaká le dio la victoria a Brasil en el estreno con Croacia y, en Múnich ante Australia, volvió a jugar bien, aunque no tuvo la puntería del primer partido.

Curiosamente, el centrocampista del Milan no conecta bien con Ronaldinho --apenas cruzan pases entre ellos-- y no encuentra tampoco el camino para asociarse con Ronaldo. O con Adriano. También es verdad que Kaká no tuvo la puntería del debut. Es el más dinámico de los cuatro.

Todo síntoma, el futbolista se mostró ayer irritado cuando se le preguntó por el famoso cuadrado. "¿De nuevo vamos a hablar de eso? ¡Quiero hablar de selección brasileña!", sostuvo ante los periodistas.