OLYMPIQUE 0: Mandanda; Bonnart, Zubar, Hilton, Taiwo; Ziani (Kaboré, m.77), Cana, Zenden; Ben Arfa; Koné (Cheyrou, m.80), Samassa (Valbuena, m.29).

ATLETICO 0: Coupet; Seitaridis, Pablo Ibáñez, Perea, Antonio López; Maxi Rodríguez (Maniche, m.62), Banega, Raúl García, Luis García (Miguel, m77); Agüero (Forlán, m.55), Pongolle.

ARBITRO: Wolfgang Stark (ALE), amonestó al local Zubar y a los visitantes Luis García, Luis García, Perea y Pongolle.

INCIDENCIAS: Excepcionales medidas de seguridad ante la indignación que causó la condena al hincha local Santos Mirasierra.

Se había anunciado como un partido explosivo por las posibles reacciones de los radicales marselleses a la condena a tres años y medio de cárcel a su colega Santos Mirasierra por haber golpeado a un policía durante el encuentro de ida disputado en el Vicente Calderón el pasado 1 de octubre. Pero la bomba quedó desactivada con la liberación condicional del ultra horas antes del inicio del encuentro, lo que acabó con todo conato de protesta por parte marsellesa y pareció anestesiar un encuentro que se quedó en nada.

Mientras, el Atlético de Madrid cedió el trono del grupo D al no poder pasar del empate (0-0) ante el Olympique de Marsella, que con ese resultado se garantizó el tercer puesto del grupo, sinónimo de clasificación para dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA.

CONFORMISMO Los franceses, que se jugaban seguir en Europa, parecían conformes con ver a su hinchada feliz con la liberación de Santos. Buscaron más el gol que sus rivales, pero demostraron una gran ineficacia, un defecto que les lastrará en la Copa de la UEFA, aunque se consideren de los mejores equipos.

El Atlético apenas dispuso de ocasiones, no disparó entre los tres palos rivales y vio como se le escapaba el primer puesto del grupo en beneficio del Liverpool.

El equipo francés y el madrileño empataron a errores, a juego impreciso y a falta de criterio. Pareció como si el partido hubiera terminado antes de empezar, cuando el juez madrileño abría la jaula de Mirasierra y con esa decisión hubiera acabado con el auténtico motivo de discordia.

Si en los días previos al encuentro se habló poco del aspecto deportivo, el partido en sí no dará mucho de qué hablar. Y lo poco que se diga no será afortunado para los protagonistas.

El encuentro ofreció poco en la primera mitad, con dos equipos apenas capaces de hacerse con el control del juego y de llevar peligro a las porterías rivales.

Aunque en la segunda mitad se estiraron algo más ambos equipos fueron pocos los destellos de un encuentro que pareció muerto, que deja al Atlético segundo de grupo y al Marsella en la competición continental. Pero sobre todo, de un partido que se anunció como el infierno y que resultó frío como el hielo.