INGLATERRA: Hart; Walker, Cahill, Smalling, Rose; Alli, Dier, Rooney; Lallana (Rashford, m.73), Kane (Vardy, m.46) y Sterling (Sturridge, m.46).

GALES: Hennessey; Gunter, Chester, A.Williams, Davies, Taylor; Ramsey, Ledley (Edwards, m.67), Allen; Robson-Kanu (J.Williams, m.72) y Bale.

GOLES: 0-1, m.42: Bale. 1-1, m.56 Vardy. 2-1, m.91: Sturridge

ARBITRO: Felix Brych (Alemania). Amonestó al galés Davies (m.61).

INCIDENCIAS: Partido de la segunda jornada del grupo B.

A última hora, como parece ser la única forma en esta Eurocopa, el delantero Daniel Sturridge sacó a Inglaterra del fenomenal enredo en que se había metido ante la Gales de Bale (2-1) y que la iba a dejar pendiendo de un hilo en su último partido frente a Eslovaquia.

El jugador del Liverpool, acribillado por las lesiones esta temporada, fue el auténtico revulsivo de un equipo que no conseguía hacer mella pese a dominar el partido de cabo a rabo.

Casi a trompicones, con más fe que regates, Sturridge tiró una diagonal en el área gracias a un balón que le había llegado de rebote y logró embocar un tanto que da virtualmente la clasificación a los pross .

En el estadio más británico de Francia, el Bollaert-Delelis de Lens, a una hora más propia de la Premier League, Inglaterra y Gales dejaron un derbi que no pasará a la historia pero que tuvo intensidad y donde volvió a brillar el golpeo de Gareth Bale.

Inglaterra demostró desde el saque inicial que iba a llevar la iniciativa del partido, con armas diferentes a las que tradicionalmente se asocian a su fútbol.

Gales esperaba su oportunidad y esta se le presentó poco antes del descanso, cuando Bale, que apenas había tenido influencia sobre el juego hasta entonces, soltó su zapatazo en una falta a unos 30 metros de la portería.

El balón fue con potencia pero no excesivamente escorado, y Hart, que llegó a tocar la pelota con los guantes, pudo haber hecho más para detener el gol galés, que llevó la locura a su hinchada, menos numerosa pero infinitamente más animosa.

El paso por el vestuario le sentó bien a Inglaterra, pero aún más el cambio de sistema operado por Hodgson, que dispuso un 4-4-2 tras haber salido con un 4-3-3 y sentó a sus dos jugadores más discutidos en la previa, Kane y Sterling.

A falta de buen fútbol, salvo el que sale casi siempre de los pies de Wayne Rooney, Inglaterra apeló en esta ocasión al carácter y la intensidad que le habían faltado en su primer partido frente a Rusia.

Con Walker y Rose convertidos casi en extremos y Sturridge ofreciéndose entre líneas como socio en todas las jugadas, los ingleses lo intentaron de muchas maneras, pero en pocas ocasiones conseguían crear peligro.

Así fue hasta que, dos minutos después de la prolongación, en la estela de los goles de Berezutski, Payet, Griezmann o Piqué, Sturridge deshizo la igualada.

Todavía tuvo tiempo Bale de mandar un cabezazo muy cerca del arco de Hart, pero el 2-1 ya no se movería del marcador.