El nombre está escrito en la historia, pero la vida no se para. Ni ha variado sustancialmente para Andrés Iniesta. "Sigo siendo el mismo, no he cambiado, pero ahora viene más gente a ver el pueblo", sostiene la personalidad más ilustre de Fuentealbilla. Inscrito para siempre en la posteridad, ha reaparecido de nuevo en Barcelona igual que como se marchó hace dos meses. Como si fuera uno más.

Pero no es uno más. En el fondo, tampoco lo era antes de partir hacia Suráfrica. Era un referente del Barça, un futbolista que ni se sabe cuánto valdría si estuviera en el mercado. No hay futbolista de su talla y, por eso, Pep Guardiola se lo piensa dos veces en pedir un refuerzo. El técnico confía en los canteranos, en los jóvenes que siguen los pasos que dio Iniesta hace un lustro, cuando acabó de instalarse en el primer equipo.

"No pasa nada si no hay fichajes, no debemos tener miedo, la cantera no fallará", asegura Iniesta. "Los jóvenes que suben poseen una calidad enorme, podemos estar tranquilos", añadió el centrocampista, que nada más regresar de las vacaciones insinuaba su ilusión por jugar el sábado en Sevilla. No viajó a México con España para disfrutar de una vuelta al trabajo tranquila y, con la misma idea, Guardiola le reservará para cuando goce de un mayor fondo físico. El primer partido de la Supercopa le permitirá ver a los centrocampistas del filial. "No pedimos a la cantera que solucione las cosas, pero si a los chavales se les da la oportunidad, con las ganas tremendas que tienen, no fallarán", insistió Iniesta.

EL GOL MAS CELEBRE "Es un momento que tuve la suerte de vivir personalmente. No me canso de verlo y lo seguiré viendo cuando esté bajo de ánimos", explicó Iniesta del gol más célebre del fútbol español. Hasta entonces, el gol de su vida había sido el de Stamford Bridge ante el Chelsea, el que envió al Barça a la final de la Champions de Roma.