No era fácil hacer olvidar a Ndidi Madu, la fibrosa pívot que la pasada temporada lideró el juego interior del Al-Qazeres. Tan bien lo hizo que ahora juega en la Liga Femenina, en el Bembibre. Pero Callen Taylor de momento está demostrando el acierto de su fichaje en su teórico puesto: 22 puntos y 11 rebotes de promedio. Son solo dos partidos, pero las sensaciones que está dejando son inmejorables. Seguramente es menos capaz de generarse sus propias canastas como Madu, pero sí tiene un tiro de media distancia imparable y lucha con fe por todos los balones.

"Estoy muy contenta aquí. Creo que puedo encajar bien en este equipo", cuenta la pívot, nacida en Kansas hace 23 años y que la pasada campaña jugó en la liga finlandesa. Exito en un baloncesto más competitivo y un poco de sol es lo que buscaba cuando se decidió por la oferta extremeña. "Pasé mucho frío en Finlandia. En Kansas también lo hace, pero allí era algo realmente increíble. Aquí creo que voy a estar mucho mejor", pronostica.

De momento, está feliz en una plantilla que es casi como una familia: las jugadoras de fuera comparten piso y hacen casi toda la vida juntas. "Las chicas son fantásticas. Me están haciendo la vida más fácil, ayudándome en todo lo que les pido. Creo que eso es casi más importante que el trabajo que se pueda hacer en la pista. El éxito de los equipos es imposible si no hay buen entendimiento fuera. Nosotras lo vamos a tener", apunta.

Tras victorias abultadas ante Valladolid y Cortegada, la prueba del sábado (18.00 horas) para Taylor y sus compañeras parece más difícil: visita Cáceres el Universitario de Ferrol, otro de los favoritos.