SEVILLA: Palop; Dani Alves, Javi Navarro, Escudé, Dragutinovic; Jesús Navas, Poulsen, Renato (Martí, min. 80), Puerta (Duda, min.75); Luis Fabiano (Kerzhakov, min. 48) y Kanouté.

GETAFE: Luis García; Contra (Pachón. min.84), Belenguer, Pulido, Paredes; Mario Cotelo, Celestini, Casquero, Nacho (Vivar Dorado, min, 70); Manu (Maris, min. 79) y Güiza.

GOL: 1-0. Min.12. Kanouté.

ARBITRO: Rodríguez Santiago. Amonestó a Renato, Duda, del Sevilla, y a Paredes, Güiza, Belenguer, Nacho, Celestini, del Getafe. Expulsó a Kanouté (88´) por agredir a Casquero y a Contra tras acabar el partido.

El Sevilla de Juande Ramos coronó ayer una temporada de ensueño y tras levantar la Supercopa europea y la Copa de la UEFA, celebró su tercer título, el de la Copa del Rey, con mucho menos fútbol, pero con la experiencia suficiente para tumbar a un Getafe que fue un digno y justo finalista.

Kanouté fue el gran protagonista. Hizo el gol de la victoria y perdió los papeles con una agresión a Casquero al final, que le costó la expulsión.

El Getafe jugó mejor, pero su falta de acierto arriba fue alarmante. El Sevilla se movió mejor en la batalla, en el choque, en la pelea. Necesitó muy poco para ganar. Firmó un segundo tiempo para el olvido. Pero el Sevilla de Juande Ramos maneja ya parámetros de clubs grandes.

Un penalti cometido sobre Manu y no pitado en la recta final del primer tramo desató la indignación de la afición del Getafe. Más de las dos terceras partes de la grada eran sevillistas. El reparto de entradas resultó curioso. Y por eso, viéndose en inferioridad, el fondo norte estalló de rabia cuando vio que no concedía el penalti.

Esa bronca fue lo más dinámico de una final donde hubo poco fútbol. Más pasión, mucho arrebato en la grada y dos equipos, en especial el Sevilla, lejos de su habitual nivel de buen juego exhibido durante todo el año.

La clave pudo estar a los 9 minutos. Dani Güiza, solo delante de Palop, no supo batirle en una clara ocasión. Se le hizo de noche y Palop le sacó el balón.

JUGADA CLAVE El Getafe nunca se arrugó. Dio la cara. Especialmente por la derecha con una labor encomiable de Mario Cotelo. Fue el futbolista del Getafe más enchufado a la final. Calidad, desborde, siempre intentó el uno contra uno ante Dragutinovic. Cotelo también pidió su penalti, no concedido.

Tras el descanso, Manu, muy activo y valiente, tuvo el empate. Pero a la hora de le verdad le faltó veneno para resolver ante Palop. No estuvo nunca cómodo el Sevilla en el campo. En el segundo tiempo, nunca tuvo el control, Navas y Puerta desaparecieron y el Getafe apretó, pero sin determinación.

Al Getafe le faltó llegada, definición, detalles que en una gran final son decisivos. Eso sí, el equipo de Schuster no renunció a su estilo. Mostró buen trato de balón con Casquero, con Vivar, con Manu y Cotelo.

El Sevilla tiene más plantilla. A partir de septiembre debe luchar con aptitud en la Liga de Campeones. Se va de vacaciones con los deberes hechos en una campaña repleta de éxitos.