La atleta india Santhi Soundarajan, que perdió su medalla de plata ganada en los 800 metros de los últimos Juegos Asiáticos por dudas acerca de su identidad sexual, intentó hoy suicidarse en su domicilio ubicado en el sur del país. Según una fuente policial, la atleta fue hallada inconsciente por sus vecinos en el exterior de su casa, en la localidad de Pudukkottai, situada en la región sureña de Tamil Nadu.

Santhi saltó a la fama tras no superar una prueba de determinación de sexo tras su medalla de plata, obtenida en los Juegos Asiáticos que se disputaron en diciembre de 2006 en Doha (Qatar). La Policía ha declarado el caso como un intento de suicidio, según la cadena india de televisión IBN-News, y ha iniciado una investigación mientras la joven permanece estable en un hospital.

"Santhi puede hablar y ha negado haber intentado suicidarse. Mantiene que tomó medicinas para el dolor de estómago", declaró el superintendente de Policía del distrito, Kapil Kumar, a la agencia india PTI. Sus vecinos dicen, sin embargo, que Santhi se encontraba frustrada y que acababa de regresar a su casa tras un viaje de dos días a la capital regional, Chennai (antigua Madrás).

Aunque la atleta fue desposeída de su medalla, el jefe del Gobierno regional, M. Karunanidhi, decidió como compensación concederle un premio de un millón y medio de rupias (unos 27.000 euros). Santhi, que contaba 25 años en el momento de obtener su medalla, aún no ha alcanzado la pubertad pese a que su certificado de nacimiento establece que era niña en el momento de nacer.

"Santhi tiene toda nuestra solidaridad, y esto debería servir para que la gente detenga la discriminación que sufre la gente con 'sexo ambiguo'. Si las minorías sexuales quieren participar en una competición, ¿existe una categoría?", se quejó entonces Asha Barathi, presidente de una asociación de transexuales de la región.

Su caso reavivó el debate sobre la violenta exclusión social que sufren en la India los miembros del denominado "tercer sexo", conocidos como "hijra" (literalmente, "impotentes") en el país. De los cinco millones de "hijra" indios, apenas un puñado son verdaderos hermafroditas: los demás son varones de nacimiento que más tarde deciden operarse los genitales y vestir "saris" y ropa de mujer.