Dos campeones, dos temperamentos, dos ambiciones se enfrentan el domingo en el Gran Premio de Brasil. Fernando Alonso parte con una envidiable ventaja, pero no las tiene todas consigo. Michael Schumacher lo tiene prácticamente perdido e irá a la desesperada. Será como un jabalí herido.

El piloto español y actual portador de la corona de campeón, conseguida el pasado año precisamente en Brasil, quiere repetir logro en el mismo escenario. "Brasil siempre me aportará recuerdos únicos por el hecho de haber ganado allí el campeonato en 2005. El hecho de que volvamos a Brasil a luchar por él otra vez lo hace aún más importante. Es un lugar fantástico donde se puede sentir toda la emoción y la pasión de la Fórmula Uno", comenta el asturiano.

Brasil supondrá, además, el adiós de Schumacher, el piloto más grande en la historia de la Fórmula Uno, tras dicieséis años de éxitos. "Naturalmente, quiero irme con un buen resultado. Una victoria significaría que podría irme con un buen recuerdo", añade.

La cosa no acaba ahí. Brasil significa además la despedida de Alonso como piloto de Renault. "Esto hace que sea un fin de semana muy especial para mí, y me da una motivación extra para hacer el máximo por todos mis amigos y compañeros de equipo".

Muchos son las circunstancias que se dan cita en Brasil. También es la última carrera para Michelín, "y tanto Renault como Michelín han hecho mucho por mí", prosigue el español. "Pienso que es imposible devolverles todo lo que ellos me han dado desde 2001. Por eso quiero intentar hacer una carrera fantástica; ganar el título y así poder terminar nuestra relación con una celebración".

El piloto alemán, por su parte, también tiene sus motivos darlo todo en la última carrera. Espera ofrecer a Ferrari el título de constructores, "para recompensarle por los enormes esfuerzos realizados a lo largo de la temporada", algo que según él sería "totalmente merecido". Y añade: "Los chicos se merecen este título. Gente que trabaja con tanta pasión y entusiasmo merece el respeto más grande".

Nada decidido

Por todo ello, Renault y Fernando Alonso no se fían, pese a la considerable ventaja que tienen sobre Ferrari y Michael Schumacher. "No creo que esté terminado. Hasta el último momento no se sabrá quién será el campeón. Todavía pueden pasar cosas. Nada está decidido", repite el español cada vez que puede.

En la acera de enfrente lo tienen claro. Es su última oportunidad y hay que agotar todas las escasas posibilidades que les quedan. El alemán promete guerra y anuncia que morirá con las botas puestas. "Atacaré al máximo en la carrera con el fin de conseguir el doblete. Es nuestra única posibilidad de conseguir el título. El resto no depende de nosotros". Alonso opondrá prudencia: "Haremos una carrera normal, sacar el máximo rendimiento al coche, no adoptar grandes riesgos y terminar el trabajo".