¿Y ahora, qué? El centenario del Cacereño se ha tornado triste para sus fieles. El último proyecto ha sufrido un abrupto parón tras la dolorosa eliminación ante el Formentera en otra mañana nefasta para el decano extremeño. A nivel global, la pregunta no tiene, de momento, una respuesta clara. Ahondando y escudriñando en la letra pequeña, hay muchos interrogantes por resolver. El presidente, Carlos Ordóñez, tendrá que decidir qué nuevo plan estratégico llevar a cabo. Habrá que ver qué capacidad tiene para ello. El examen será para nota.

¿Cuál será la apuesta? En principio la idea es volver a intentar el ascenso a Segunda B. Sin embargo, puede que no con la misma fórmula. Hay jugadores con sueldo de Segunda B que no continuarán, la mayoría de ellos de fuera de la región. «A partir de hoy comienza la temporada 2019/2020 y solamente pensamos en ascender, en volver al lugar de donde nunca debimos irnos», escribía ayer el Cacereño en su cuenta de Twitter. De momento, las oficinas se trasladan de García Plata de Osma a Virgen de Guadalupe.

¿Quién será el entrenador? Adolfo Muñoz no se pronunció el domingo, tras el varapalo, sobre la cuestión. «No me preocupa nada si era éste o no mi último partido. No tengo fuerzas para pensar en nada. Solo en lo duro que van a ser los próximos días». Tras el fiasco de hace dos años y el de éste, con el de Pueblonuevo del Guadiana al frente, tocará decidir por parte de la entidad y, por derivación, por el propio técnico. ¿Querrán intentarlo otra vez? Previsiblemente no, o al menos esa es la idea.

¿Seguirá en el ‘día a día’ Luis Puebla? Ordóñez confía de momento en él, y de hecho ha sido su mano derecha en este tiempo, aunque el propio protagonista ha amagado con irse en varias oportunidades. Salvo sorpresa, continuará al mando, como director general y deportivo.

El fatalismo histórico del CPC tuvo su nuevo episodio entre la depresión general. Pareciese como si los fracasos convivieran pacíficamente con el club. Alentar a la masa social para que crezca y aporte aparece en el horizonte como un nuevo desafío. Otra de las cuestiones imprescindibles será decidir el presupuesto global y hasta dónde se puede llegar. Con el eterno problema de los costes del estadio Príncipe Felipe, habrá que ver qué camino se toma ahora.