Carlo Ancelotti tenía un plan para el clásico del Camp Nou. Había visto todos los que se disputaron en la 'era Mourinho' y decidió simular el papel de un central como Pepe de medio centro, situando a Sergio Ramos en esa posición. El resultado no fue bueno y la derrota no mejora el bajo nivel a domicilio.

En un día señalado en rojo en el calendario del fútbol español, Ancelotti cambió de golpe su manual de meses en el Real Madrid para apostar ante el Barça por aspectos que no había entrenado. Sergio Ramos se enteró el viernes que jugaría de medio centro, demarcación en la que llevaba ocho años sin jugar.

Fue Juan Ramón López el que apostó por aprovechar las condiciones físicas de Ramos en el centro del campo. Desde diciembre del año 2005 el andaluz, que cuanto más cerca del área rival es más feliz sobre el campo, no jugaba en una posición a la que no tiene cogidos los automatismos. Y lo hizo en el día más difícil.

Mejoría con Illarra

El experimento de Ancelotti salió mal. Ramos jugó condicionado por una amarilla que recibió por codazo a Neymar a los trece minutos y abandonó el terreno de juego a los 55. La entrada de Asier Illarramendi devolvió el sentido al juego del Real Madrid. Una pequeña sobrecarga muscular de Illarramendi fue la coartada del técnico italiano que ha dejado en el olvido al brasileño Casemiro, jugador revelación de una pretemporada en la que acaparó elogios.

Tampoco funcionó el tridente ofensivo formado por Cristiano Ronaldo, Gareth Bale y Angel Di María. Debían intercambiar posiciones y el resultado fue que la situación descentró a los tres, que nunca jugaron cómodos de espaldas a la portería cuando les tocó actuar de nueve, quitando su principal virtud de encarar al rival en carrera con su velocidad.

Con siete goles encajados fuera del Santiago Bernabéu, el Real Madrid está lejos de la fiabilidad defensiva de los dos primeros clasificados, Barcelona que ha encajado dos, y Atlético de Madrid, que recibió tres. Es uno de los aspectos que más insiste en mejorar Ancelotti, a quien no le preocupa el balance ofensivo de su equipo amparado en el gol de Cristiano Ronaldo, ya que Benzema lleva siete partidos sin marcar. Su peor racha desde que llegó al conjunto madridista. En el Camp Nou se encontró con el larguero en un disparo espectacular, pero que no tuvo su premio.