Anduva deja de ser territorio mágico para el Extremadura. El templo en el que los azulgranas habían construido su vuelta al fútbol profesional se convirtió ayer en un infierno de despropósitos para el equipo de Manuel Mosquera que se vio sobrepasado y caricaturizado por un Mirandés colosal en entrega, esfuerzo e intensidad, justo las señas de identidad que vestían a este Extremadura.

Precisamente, la derrota es más que dura por las formas, que no por el fondo, que también lo es. El Extremadura acumula cuatro derrotas consecutivas, once goles en contra en los últimos cuatro partidos y una nueva semana en puestos de descenso. Tiene peores números que el Extremadura de la primera vuelta de la pasada campaña al paso por la jornada 15. Pero lo más alarmante, sin duda, fue la forma de caer derrotado. Desdibujado y falto de recursos ante un Mirandés que le apretó hasta la extenuación y que le podría haber dejado más ridiculizado con algo más de acierto.

No es de extrañar que Manue, en sala de prensa, confesara que «posiblemente ha sido nuestro peor partido». Sin duda, lo fue. Ni entró bien al encuentro el Extremadura ni supo conectarse en ninguna fase del partido.

Casto Espinosa volvía al once inicial. No tuvo errores, e incluso salvó una goleada mayor. También volvía Kike Márquez, uno de los pocos que se salvó de la quema junto a Borja Granero, el único defensa ayer a la altura.

El Extremadura sólo enseñó la zarpa en los primeros cinco minutos de partido. Con un remate bloqueado a Cristian y con un disparo lejano de Pardo a las nubes. Poco más.

El Mirandés, apoyado en dos bandas superlativas como fueron Vicente y Álvaro Rey, descosió por las alas al Extremadura. Por fuera, desbordado. Y por dentro, bloqueados por el incansable trabajo de Malsa y Guridi.

Avispado/ Además de jugar mejor, el Mirandés aprovechó una inferioridad numérica del Extremadura para adelantarse en el marcador. Borja fue atendido en la banda, el Mirandés montó una jugada por la derecha con centro de Álvaro, paseo por el área pequeña de la bola y remate a gol de Vicente. 1-0. Era merecido.

Apenas un latigazo de Kike Márquez desde las antípodas y un remate forzado de Borja Granero en un córner fueron las tenues respuestas del Extremadura. Demasiado poco.

En la segunda parte, el equipo salió decidido a mejorar la paupérrima primera parte, pero a las primeras de cambo, bofetada al mentón. Gran jugada del Mirandés por banda izquierda, centro de Vicente tras caracolear a varios rivales y en el segundo palo, libre de marca, Álvaro Rey fusila a Casto sin oposición. Mazazo.

Manuel buscó en el banquillo soluciones que no llegaron. Ni Pinchi ni Airam ni Pastrana le dieron fuelle al equipo, que se ahogaba una y otra vez en cada acometida al área rival.

A la contra el Mirandés pudo hacer más daño, pero unas veces la falta de puntería y otra las paradas de Casto, salvaron un resultado mayor.

El Extremadura, al menos en imagen, tocó fondo en Anduva. Se denotaba en los rostos de los jugadores y en el enfado colectivo de la afición. Queda mucha liga por delante, pero es momento de hacer autocrítica. Y hacerla sobre el verde.

MIRANDÉS 2 - 0 EXTREMADURA

Goles: 1-0 Álvaro Rey, min.23; 2-0 Vicente, min.52.

Árbitro: Moreno Aragón (Madrid). Amonestó con amarilla a Carlos Julio; Zarfino y Willy. Expulsó por doble amarilla al local Sergio.

Estadio: Anduva.

Espectadores: 2.800.

Mirandés: Limones; Carlos Julio (González, min. 78), Sergio, Odei, Franquesa, Álvaro Rey, Malsa, Vicente (Merquelanz, min. 75), Marcos André, Guridi, Antonio (Álvaro Peña, min. 70)

Extremadura: Casto; Ale Díez, Pardo, Granero, Caballo, Zarfino, David Rocha (Pastrana, min. 73), Nono, Cristian (Pinchi, min. 53), Kike Márquez, Willy (Airam Cabrera, min. 61).