El cese de Javier Irureta, que en verano sustituyó a Lorenzo Serra Ferrer por imposición de Manuel Ruiz de Lopera, es una novedad en la historia reciente del Betis, que desde la última temporada en Segunda (2000-01) no se veía obligado a cambiar de entrenador durante la Liga.

En las últimas cinco campañas, los técnicos que habían comenzado la temporada habían dirigido al equipo hasta el final: Juande Ramos en el curso 2001-02; Víctor Fernández en los dos siguientes; y Lorenzo Serra Ferrer en los dos últimos, pese a que la temporada pasada el equipo llegó a ser último durante varias jornadas.

El último entrenador bético en abandonar su puesto con la Liga en curso fue Fernando Vázquez, destituido a falta de doce partidos en Segunda División y suplido por Luis del Sol.

La primera experiencia sureña de Irureta, que fichó por el Betis tras dirigir al Sestao, el Oviedo, el Athletic de Bilbao, la Real Sociedad, el Celta y el Deportivo, no ha sido grata, pues desde la pretemporada hubo de lidiar con una gran crisis.

La contratación de Irureta fue el primer punto de fricción entre Manuel Ruiz de Lopera, máximo accionista de la entidad, y José León, el hombre designado para sucederlo.