Yelena Isinbayeva ganó anoche su segunda medalla de oro olímpica, con récord mundial (5.05) incluido, el tercero en poco más de un mes. No está mal.

¿Qué le susurra la doble campeona olímpica a su pértiga mientras prepara el salto Nadie lo sabe y la rusa nacida en Volvogrado hace 26 años, de padre daguestaní y madre cosaca, no lo quiere decir, lo revelará cuando se retire. Es el único secreto que guarda la doble campeona olímpica de la especialidad para subir tanto. El resto es glasnot, salta a la vista: trabajo estajanovista, primero como gimnasta y luego como atleta con Euigueni Tofimov, y perfeccionismo técnico con Vitaly Petrov, el entrenador que encumbró, a Sergei Bubka hasta 6,14 metros y 35 récords del mundo.

Superioridad

Isinbayeva no tiene rivales, al menos de momento. Ella empieza cuando las demás terminan. Si no fuera por su constante desafío por superar la gravedad hasta dónde nadie ha llegado, el concurso para ella, y para el público, no tendría mucho interés.

Hasta 13 veces en pista al aire libre y 10 a cubierto ha mejorado la telegénica rusa su registro. El pasado 13 de julio en Roma pidió 5.03 (su récord era 5.01) y lo pasó. Luego vino el 5.04 en Mónaco, muy cerca de su residencia actual en Formia, un buen sitio para ir de compras con el suculento premio que recibe con cada plusmarca batida.