Yelena Isinbayeva logró en su paká, su adiós a la gran competición, ganar la medalla de oro en el salto con pértiga y hacer feliz a la mejor entrada registrada en lo que va de Mundial. La rusa expresó su enorme alegría por la victoria (con 4,89 metros) abrazando a su viejo entrenador, Evgeniy Trofimov.

Los moscovitas acudieron a la llamada de la gran zarina sin dudarlo y su fe tuvo recompensa. Se despide Isinbayeva (31 años), un icono en su país y en el deporte mundial. La silueta de la atleta rusa aparece en el logo de estos campeonatos.

Hacía casi cuatro años que a Isinbayeva no se la veía tan segura, suficiente como para no arrugarse frente a los 5,02 de este año de la estadounidense Jennifer Suhr, campeona olímpica y nueva plusmarquista mundial indoor al superar el récord de la rusa en pista cubierta. Sobre el papel, era la favorita, pero se desinfló cuando la preferida del público saltó 4,89.

A los 14 años, se estancó como gimnasta y Evgeniy Trofimov la convenció para que probara con el salto con pértiga. Sus habilidades espaciales convirtieron los saltos en arte, dijo un comentarista local en el 2005, cuando superó por primera vez los 5 metros al aire libre. Al año siguiente, dejó Voldogrado y a Trofimov, para pasarse al grupo dirigido por Vasili Petrov, el preparador del mítico Sergei Bubka.

CAMBIO DE TECNICA Se especuló entonces que la decisión de la rusa estaba motivada por su relación con el todavía plusmarquista mundial de salto con pértiga. El traslado a Donetsk, en Ucrania, a punto de cumplir los 25, la sacaría del estancamiento en que se había visto inmersa la temporada siguiente. Hasta ese año, Isinbayeva había batido el récord del mundo al aire libre 11 veces y, en siete ocasiones, su propia plusmarca de pista cubierta, pero en la temporada siguiente a duras penas alcanzaba más de 4,80 metros y decidió cambiar y explorar los conocimientos de un técnico de éxito como Petrov.

Pero con el cambio en su técnica habitual, Isinbayeva se estancó de nuevo. Hasta que en el 2008, volvió a explotar: 5,03 en Roma y 5,05 en Pekín.

Al año siguiente, subió un centímetro al aire libre en Helsinki y superó los 5 metros en pista cubierta. Pero a partir de ahí el techo de Isinbayeva solo lo ha podido mover Jennifer Suhr.

Isinbayeva volvió a Rusia y al padre Trofimov en el 2011. De nuevo se encontraba estancada. El experimentado técnico ruso contó entonces a la prensa local que Yelena le llamó un 6 de marzo, el Domingo del Perdón, según la tradición ortodoxa, y que cerraron el acuerdo con una comida familiar en su apartamento dos días después.