15 de septiembre de 2012. El Real Madrid, líder del grupo de División de Honor de juveniles, vence con contundencia al Alcobendas (6-0). Se disputan los últimos 10 minutos de partido, tercero de la liga. Ismael Cerro, extremo cacereño de los blancos autor de uno de los goles, es cazado por un defensor visitante en una entrada terrorífica. Consecuencia: el exfutbolista del Diocesano se rompe el ligamento cruzado y el menisco.

"Me dijeron que no iba a poder jugar más durante la temporada". Pronóstico lógico, pero fallido. Y todo por variopintas razones: ante todo, el empeño personal, pero también el ánimo incondicional y continuo de sus amigos, familia, compañeros y técnicos y los buenos oficios del popularmente conocido como Parrales , el preparador físico, y el médico madridista Jaime Abascal.

Le operaron el 3 de octubre. Después, cuatro horas diarias de recuperación. Más de cuatro meses con muletas. Nada que no se pudiera superar. El futbolista cacereño, que vivió sus primeros años en Valencia de Alcántara, no se rindió. Sabía que lo podía conseguir. Conocía de su especial carácter. Lo logró, al fin, también con la ayuda de su entrenador, Luis Miguel Ramis. También con anécdota. "Oye, ¿qué te ha pasado?", le espetó un buen día el mismísimo Sergio Ramos.

Ramis, un excentral del Madrid muy racial, vio que Isma lo dio todo y que merecía todo. Y en mayo, contra pronóstico, ya le vio para jugar. Fue en la Copa del Rey. En octavos de final, en Tenerife, jugó 30 minutos. Después, en los siguientes partidos, hasta llegar al final, fue en todos titular. Volvió a marcar. Volvió a sonreír. Volvió a triunfar. Plenamente también: el Madrid fue campeón de Copa, con él como hombre importante.

Pasado el calvario, Cerro pasa unos días de descanso en Cáceres. Acaba de cumplir 18 años. Estudiante de Segundo de Bachillerato --que ha superado, como la lesión, con nota-- ahora se centra en la próxima temporada. Firmó hace un año un contrato de cuatro temporadas después de ser uno de los hombres claves del exitoso Diocesano de hace dos temporadas.

Su meta, además de la de "jugar en el primer equipo en el futuro", está clara: ser internacional sub-19 con España el próximo año. La otra, los títulos con el Madrid. Este año disputarán una Champions de juveniles paralela. Nada puede con Isma Cerro.