CACERES

Son dos seres obsesionados con el fútbol. Ven todo partido que les llega a las manos. Y, aunque se acaben de conocer, lo saben casi todo el uno del otro. Son Angel Marcos e Ismael Díaz, dos personajes más parecidos de lo que pueda parecer que el próximo sábado, en el Cacereño-Díter Zafra de Miajadas, se enfrentarán por primera vez. Uno lideró a los verdes hacia el ascenso la temporada pasada y ahora el otro busca prolongar el éxito un peldaño más arriba. EL PERIODICO EXTREMADURA los reunió en su redacción para, sobre todo, charlar amigablemente sobre su gran pasión.

EL PERIODICO: ¿Qué opinan el uno del otro?

ANGEL MARCOS: Yo a Ismael le conozco de amigos comunes que tenemos. He seguido su trayectoria en el Málaga, el Cádiz y los demás equipos. En el Cacereño ha entrado con un pie fenomenal, porque tras el ascenso se había notado un pequeño bajón y ahora se ha levantado a la afición con el equipo arriba. Está por encima de las perspectivas, porque yo reconozco que pensaba que sólo se iba a luchar por mantenerse, que era un equipito para luchar y no bajar.

ISMAEL DIAZ: Seguí al Cacereño en la pasada liguilla, sobre todo el enfrentamiento con el Málaga B. Al llegar aquí todo lo que he escuchado sobre Marcos ha sido bueno. A mí me encantaría ser algún día un digno sucesor suyo, porque ahora simplemente soy un aspirante a Angel Marcos. El es una realidad en la historia de este club y yo todavía no he terminado un ciclo. Espero dar la misma gloria que ha dado él. A los dos nos une la honestidad y que nos apasiona el fútbol. Entendemos la profesión de entrenador desde la normalidad. Es una actividad de seres humanos. Cuando uno llega a una ciudad extraña y un compañero como Angel te viene a recibir y te busca para charlar es algo de lo que hay que estar agradecido.

A. M.: Es que yo creo que ser entrenador es algo normal. Tengo mi vida, le dedico horas al fútbol, pero también tengo mi trabajo, mi familia, mis amigos... 24 horas dan para todo. Está claro que somos fiebres , que vemos todos los partidos que podemos, pero creo que el día es tan largo que... Hay días en los que tienes que desconectar.

I. D.: Ser normal en lo profesional es algo que hay que rescatar. No nos creemos ni más ni menos que los futbolistas a los que entrenamos. Para sacarles rendimiento hay que tratarles como seres humanos y tocarles la fibra sensible.

E. P.: ¿Qué piensan del caso Piterman ?

A. M.: Esto ya existe en otros sitios, como en Rusia, y hay casos como el del Bayern Múnich, en el que Beckenbauer fue presidente y entrenador. Aquí es una novedad. A mí, de principio... no me parecería mal, pero se ha formado un espectáculo alrededor increíble. El mundo del fútbol va encaminado a ser como la NBA, que un director ejecutivo o un entrenador tenga ayudantes. Pero las formas...

I. D.: Pues yo estoy horrorizado con ese tema. Si algo tenemos los entrenadores es el criterio de que cada uno esté en su parcela. Dar un paso atrás tan grande me parece preocupante, sobre todo por el desprestigio que supone para los que nos hemos tirado tiempo sacando una titulación. Me hago partícipe del mensaje de Javier Clemente: ójala, si esto es lícito, se extienda a todas las profesiones, que si a alguien le apetece hacerse una casa por el simple hecho de tener dinero pueda hacérsela, que firme él los planos y escoja los materiales, a ver qué pasa. Siento que están escupiendo en mi profesión. Me parece vergonzoso este show mediático. Lo más peligroso de esto es que se extienda. Por eso todos a los que nos gusta el fútbol rezamos porque Piterman pierda y de momento lo estamos consiguiendo.

A. M.: A mí las formas no me han gustado, pero me parece lógico que quiera vivir el día a día de una manera distinta, en vez de en el despacho.

I. D.: Las formas ya se rompieron con la entrada de las sociedades anónimas en el fútbol. En la fabricación de chorizos o galletas puede haber una coherencia empresarial, pero en el fútbol se ha entrado a saco. Los que han entrado se han dedicado a jugar con ello, no a gestionarlo. Así se han generado deudas imposibles de tapar. Luego sólo se deja frustración en la afición. Y el fútbol no existe sin el sentimiento que hay detrás.

E. P.: Tienen en común a Félix Campo, presidente y propietario del Cacereño...

A. M.: ¡Estoy seguro que nunca se sentaría en el banquillo! En el año que trabajamos juntos siempre estuve a gusto. Cumplimos los compromisos que nos pusimos. Lo que pasa es que no me gustaría que al Cacereño le pasase lo mismo que al Badajoz: que el sentimiento en la ciudad se perdiera por tener un dueño de fuera. Yo hace poco fui a ver al Cacereño y me sentí un poco defraudado: sólo había 1.800 personas con el equipo líder. Veo cierta frialdad alrededor.

I. D.: El tema es complejo porque hay una oferta futbolística exagerada, con tanta televisión. La gente no se conciencia de la importancia de su presencia en los estadios. Queremos ser el club de la provincia, una oferta más de ocio de los domingos. Con Félix Campo estoy en esa fase de enamoramiento en la que no sabes si va a ser el amor de tu vida. No sé implicarme en un club si no tengo sintonía con un presidente. El no tiene afán de protagonismo. Jorge Valdano me recomendó que nunca fuese más popular que el presidente.

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