Italia reforzará su armamento ofensivo para hacer frente hoy en octavos de final al equipo revelación del Mundial, Australia, cuyo director técnico, el holandés Guus Hiddink, expulsó a los italianos en la misma fase del Mundial anterior, entonces en el banquillo de Corea.

Hace cuatro años, Corea derrotó en octavos de final a Italia por 2-1 gracias a un gol de oro de Jung-hwan Ahn en el minuto 117. El precedente ha provocado una huida hacia adelante de Marcello Lippi, seleccionador italiano, que intentará zanjar la contienda en el tiempo reglamentario. El gol de oro ha desaparecido del reglamento de la FIFA, que ha vuelto a la antigua fórmula de resolución de empates mediante prórroga de dos tiempos de 15 minutos y lanzamiento de penaltis si fuera preciso. Lippi, en su último entrenamiento, puso a trabajar desde el punto fatídico a Materazzi, Pirlo, Gilardino, del Piero, Toni, Oddo y Totti.

CAMINOS DISTINTOS El encuentro de Hamburgo presenta un cariz engañoso. Italia, tres veces campeona del mundo, se enfrenta a un equipo sin historia cuya tarjeta de presentación contiene sólo una propuesta de fútbol físico, de entrega total.

Francesco Totti ha prevenido, sin embargo, contra toda confianza: "los equipos que han llegado a octavos merecen todo el respeto. No hay que subestimar a los rivales aunque el nuestro no tenga una gran tradición futbolística".

Italia, a juzgar por los últimos entrenamientos, volverá a jugar con una media punta y dos atacantes. Ante la baja del lesionado Alessandro Nesta, Lippi confirmará, probablemente, al salvador Marco Materazzi, autor del gol ante la República Checa que desbloqueó el partido.

La interrogante está en saber si Lippi, ante una Australia bien dotada físicamente, volverá a su alegre esquema de un media punta y dos atacantes que utilizó contra Ghana y Estados Unidos o si se hará más cauto, como ante la República Checa,

En el entrenamiento del sábado, Lippi ensayó el 4-3-1-2, confirmando a Totti y, en punta, a Luca Toni y Alberto Gilardino.

Lippi, pues, parece querer jugarse el mundial fiel a su idea. Tampoco la marcha atrás táctica dada contra la República Checa le aportó grandes cosas, pues el equipo estuvo sin rumbo en el centro del campo hasta que encontró la cabeza de Materazzi, y si salvó su meta fue por Buffon.

Guus Hiddink afronta el partido en actitud modesta. "Reconocemos que Italia es más fuerte. Ha cambiado mucho desde el Mundial anterior. Ahora juega más al ataque. Antes jugaban con un solo delantero, y ahora practican un fútbol más moderno".