Iván Cuéllar no está pasando su mejor momento tras la última lesión que le hará perderse lo que queda de temporada. Operado recientemente de la rotura del ligamento cruzado de su rodilla se refugia en Mérida, su ciudad natal, para recoger el cariño de su gente más cercana.

--¿Cómo está después de la operación?

--Bien, la operación salió muy bien. Ahora estoy con una ortopedia que me impide doblar la rodilla y recibiendo muchas muestras de cariño que siempre vienen bien. He venido a Mérida para estar con la familia y con los amigos que son los que siempre están cerca en los malos momentos.

--¿Cómo fue la lesión?

--Estábamos haciendo un rondo y al intentar ir a robar el balón en un giro la pierna se me quedó clavada la rodilla y se rompió el ligamento.

--¿Qué duele más la rodilla o el saber que estará mucho tiempo parado?

--En el momento duele la rodilla, pero luego cuando te pones a pensar el tiempo que conlleva el estar recuperándote se te viene el mundo encima. Pero cuando lo piensas te das cuenta de que hay cosas peores y lo único que queda es recuperarte lo antes posible.

--Si el fútbol es justo a partir de ahora le tiene que ir muy bien porque después de tantas lesiones...

--He tenido dos lesiones seguidas muy importantes en dos años. La verdad que creo que todo lo que venga ahora será positivo.

--¿Está ante el peor momento de su carrera?

--Sí, pero también ha habido otros momentos malos y sin haber lesiones por medio. Por ejemplo, el año que estuve en Segunda División lo pasé muy mal, pero le debo mucho a eso porque aprendí muchísimo. Yo me jugué ese año mi futuro porque no había otra opción y me salió bien.

--¿Eso quiere decir que es un inconformista?

--Muchas veces hay que dar un paso atrás para dar dos a delante. Hay que valorar si eso es positivo, creí que me iba a venir bien y así fue. Todo está en confiar que todo va a ir bien.

--¿En algún momento se le pasa por la cabeza que tanto esfuerzo no merece la pena?

--No, eso nunca se piensa. Donde está el cuerpo está el peligro y yo creo que el imposible es el refugio de los cobardes. Simplemente es un bache de mala suerte del que saldré. Los obstáculos en esta vida hay que afrontarlos y saltarlos, no resignarse y mirar hacia adelante.

--¿Se puede decir que las lesiones no le están dejando triunfar?

--No lo sé, lo que es verdad es que las lesiones no me están dejando hacer mi trabajo. Lo que está claro es que no me están dejando crecer.

--Se podría decir que este iba a ser su año y al final... en blanco.

--El jugador tiene que convivir con este tipo de situaciones. Lo peor es estar fuera de los terrenos de juego, es lo peor que tiene el fútbol. Yo tengo que dar muchas gracias porque soy un privilegiado. Hay mucha gente que se cambiaría por estar donde yo estoy y eso me tiene que llenar de orgullo y me tiene que dar ganas de trabajar.

--Se habló de su vuelta al Atlético. ¿Qué posibilidades hubo?

--Se llevan dos veranos hablando de una posible vuelta pero yo estoy muy a gusto en el Sporting y no quiero hablar de otro equipo ya que ellos me han dado todo el apoyo que necesitaba y han confiado en mis posibilidades. Cuando me he ido de un sitio es porque me han cerrado las puertas y no han confiado en mí.

--¿Está decepcionado con el Atlético por negarle una oportunidad?

--No. Yo sé que es complicado jugar en el Atlético de Madrid porque es un club grande y aspira a objetivos mayores, pero siempre te queda el poco reconocimiento que tienen al trabajo de la cantera.

--¿Sigue la actualidad del deporte extremeño?

--Sí, mis amigos siguen bastante al Mérida y no puedo olvidarme de donde salí.

--¿Cómo vivió la situación del Mérida con la desaparición el pasado verano?

--Con mucha pena porque era un equipo que estaba consolidado en Segunda B y hacía siempre buenos equipos para luchar por la liguilla de ascenso, parecían que los problemas se habían marchado y esto es un varapalo para la ciudad y para el fútbol extremeño que no levanta cabeza. Se echan en falta esos años en que se disfrutaba de la Primera División.