Veinticuatro coches en el embudo de la primera curva. Más de medio centenar de adelantamientos y ni un solo toque serio, nadie tuvo que retirarse, ni siquiera cambiar un morro. Nadie menos uno. Y, de los 58 cambios de ruedas, solo uno defectuoso. Todo se concentró en Jaime Alguersuari, el único abandono, fruto de una rueda trasera derecha mal anclada en su única parada en boxes. La holgura con la que se movía la rueda del Toro Rosso al salir del garaje hacía temer lo peor. Y, entre curvas, salió botando fuera de la pista. Suerte que los comisarios esquivaron la rueda a tiempo. "Ha sido muy difícil al principio, tenía mucho sobreviraje y estaba deseando llegar a la vuelta diez para cambiar ruedas. Y, cuando lo he hecho, un mecánico se olvidó de asegurar la rueda. Mala suerte, muy mala suerte", se lamentó, sin haber podido sumar aún un punto.