Extremadura: Toni García; Samir, Roberto, Fran Blasco, Javi Selvas; Camacho (Gaizka, M. 68), Lolo, Marco, Valladar; Manuel (Cobos, M. 59) y Pavone.

Algeciras: Calleja; Castillo, Vojvoda, San Julián, Arturo; Iván Agustín; Arteaga, Piti, Esparza, Mario (Fran Amado; m. 68) y Rebollo (Copi, M. 76).

Arbitro: Roberto Pablo Jallas Amigo (Comité Gallego). Una calamidad (0). Expulsó con roja directa a Luis Valladar (48+´) y amonestó a Roberto (27´), el propio Valladar (39´), Lolo (43´), Gaizka (69´)/, Iván Agustín (20´), San Julián (36´), Arteaga (39´), Calleja (48+´) y Vojvoda (89´).

Incidencias: La peor entrada del año. Apenas 800 personas en las gradas. Llovió con intensidad a lo largo del choque. Minuto de silencio en memoria de Juan Pablo II.

Si al final acertó en la expulsión de Luis Valladar en el descuento de la primera parte, debió de ser en lo único que anduvo fino el árbitro de ayer en Almendralejo. El tal Jallas Amigo fue el peor enemigo de un Extremadura que empató a nada ante otro de los candidatos al regreso a la Segunda A. El Algeciras, decepcionante y gris a tono con el bando local, casi nunca fue rival para un conjunto azulgrana que se revolvió ante la adversidad pero perseveró en esa triste imagen de alma en pena que le viene persiguiendo desde tiempo atrás. El trencilla , que quiso hacerse con el partido a tarjetazos , vino desde La Coruña para firmar una patética actuación que no dejó contento a nadie. Mal situado, pitando a destiempo e interpretando a su antojo el reglamento, no aplicó ni una sola vez la ley de la ventaja y favoreció, en este sentido, permanentemente al infractor. Lo del grupo que todavía comanda el ínclito Sánchez Arminio, con la permisividad absoluta de Villar Llona, empieza a pasar, y sobradamente, de castaño oscuro .

OCASIONES FALLADAS Con todo, la demencial actuación del árbitro gallego no es un eximente y los dos contendientes en el duelo de ayer merecieron perder aunque ambos pudieron ganar. Dominó con la pólvora mojada el Algeciras en la primera parte para desaprovechar sus ocasiones de gol. Iván Agustín y Mario (m. 11 y 26) malograron dos de las opciones más claras. Pero su rival, el Extremadura de Bizcocho, también hizo lo propio aunque con menor control del partido. Valladar se plantó en dos ocasiones ante Calleja y el meta visitante atrapa en la primera (m. 18) para tocar lo justo y desviar en la segunda (m. 32). Nada que hacer.

Pero el Extremadura, que tuvo que recomponer su dibujo de salida, por esas necesidades del guión que dejaron fuera de una tacada a los Alcázar, Zamora, Nandi..., se encontraría con un nuevo contratiempo antes del descanso. Cuando no es un penalti inoportuno, o dos, es una expulsión. Una falta a favor sobre el tiempo, un agarrón de un defensor gaditano en área propia hacia Valladar y parece que el azulgrana sacó su codo a pasear y lo vio el árbitro. Roja directa y a darle vueltas al coco el dúo Bizcocho-Fernández buscando soluciones.

LA HEROICA En vista de lo que se jugaba el Extremadura, desde su banquillo se planteó la segunda entrega con una defensa de tres y dos carriles largos. Y a punto estuvieron los que ayer jugaban en casa de legitimar una vez más a Helenio Herrera. En inferioridad, volteraron inicialmente el partido a su favor, controlando el juego y creando peligro. Y hasta pudieron sentenciar. Aún a estas alturas resulta increíble que un matador como Pavone no supiese resolver su mano a mano con Calleja (m. 71) y que Cobos, sólo tres minutos después, obtuviese idéntico fruto tras plantarse también en solitario ante la desesperación del meta visitante. En ambos casos el guardameta se colgó la medalla del acierto. Y no le anduvo a la zaga Toni García. El meta local, en una jugada eléctrica cuando peor lo pasaba el Extremadura, anduvo listo para evitar que Fran Amado y Rebollo inaugurasen el marcador (m. 69). Antes (m. 64), el cordobés ya había metido una prodigiosa manopla en un disparo de Piti con muy mala idea y salvó el gol.

Así las cosas, y en vista del peligroso estado del césped tras la tromba de agua que cayó por momentos sobre Almendralejo, prevaleció aquello de nadar y guardar la ropa y en medio de la demencial exhibición del amigo Jallas el tiempo se consumió sin solución de continuidad. Los tres equipos, el arbitral incluído, no merecieron triunfo alguno.