A Javier Aranda Nieto, futbolísticamente ‘Javi Aranda’ (Mérida, 18 de abril de 1988) le motiva jugar en la Primera extremeña tras once temporadas en Tercera. Ha vuelto a Santa Amalia este delantero de 1,85 que el domingo pasado logró tres tantos para engordar sus cifras, las mejores de los tres grupos. Su condición de ‘pichichi’, con 23 dianas, demuestra que haber descendido un peldaño no es obstáculo para pelear por un objetivo como el que más en una categoría que no guarda relación con su currículum como futbolista, que incluye 11 años en el grupo XIV extremeño de Tercera División.

Seis años después de firmar su primer hat trick con la UD Badajoz, que logró ante el Valverdeño y que «celebré con mi abuela, que ya no está», cuenta este jugador que se reconoce como «muy familiar», Aranda compagina fútbol y enseñanza. «Hace cuatro meses he entrado a trabajar como maestro de Educación Física en el colegio San Juan Bosco de Mérida, y es de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Poder disfrutar cada día de su trabajo cada día es increíble», relata él mismo con el entusiasmo por bandera.

«Me siento un privilegiado. Por las tardes me sigo formando. Recientemente terminé la carrera de Educación Infantil y hace dos semanas aprobé el certificado de b2 de Inglés», afirma Javi Aranda.

El fútbol le ha permitido, ante todo, «hacer grandes amistades para toda la vida, como Alex Acedo en la UD Badajoz, Chechu, que está jugando en el Cacereño, Jesús Torres, del Pueblonuevo y el árbitro Alberto Ossorio. Conto todos ellos compartí vestuario y desde hace ocho años son importantes en mi vida», relata.

Aranda profundiza en lo que para él su familia, con su padre en un día feliz hoy con su felicitación incluida: cumple 60 años el hombre que le guarda recortes de prensa desde que debutara en el Imperio. «Tengo la suerte de que mis padres, mi hermano, mis dos primos y mis tíos nunca se pierden un partido y han viajado allá donde he jugado, como cuando estaba en Coria, Badajoz o Azuaga y ahora en Santa Amalia. Es una suerte tenerlos tan cerca, son importantes en todo y gracias a ellos soy lo que soy. Somos una familia pequeña, pero para mí especialmente grande. Llevo el número 17 porque es la fecha de nacimiento de mi hermano José María y es un gran apoyo porque siempre está en los peores momentos y es el primero que me levanta». Del mismo modo, apunta que «quería dedicar este momento de mi vida a mis abuelos, no hay día que no los extrañe y sé que me ayudan».

Más nombres

Su condición de veterano no le impide tampoco escuchar ni ser agradecido con su técnico, Ricardo Fernández. «Estoy aprendiendo mucho con él en el día a día, tenía muchas ganas de que me entrenara, es un sabio del fútbol y una persona muy humilde, es un lujo jugar para él. En cuanto a los compañeros de vestuario, qué decir de Curro o Juanjo Serrano, bellísimas personas de las cuales aprendo cada día, y otro nombre que es como mi hermano es Roberto Rico, con el que empecé a jugar con nueve años». También nombra a Pakito, «otra bellísima persona, otro tío de 10».

«Llevo una racha de 7 goles en 3 partidos: dos al Talayuela, dos al Valdefuentes y tres el domingo al Ciudad de Plasencia, pero no me preocupa ser ‘pichichi’, cambiaría mis goles por conseguir el objetivo de metenernos en la liguilla y luchar por el ascenso», añade. Aranda, entusiasmo puro.