No se había cumplido el cuarto de hora de la segunda mitad cuando el ‘10’ azulgrana leyó el gol antes de escribirlo. Agudo recibió en la banda derecha y entonces, desde la medular, olfateó la segunda jugada con el instinto de un depredador. El centro de Agudo lo atrapó Willy y, en ese momento, el cordobés quebró la zaga con un desmarque por dentro. Luego recibió, levantó la mirada, tumbó al portero con la cadera y se acomodó la zurda para que la pelota durmiera al fondo del cajón. Ese gol en Melilla es pura vida para el Extremadura. Un tanto ejecutado con la precisión y firma de Javi Pérez, el líder azulgrana sobre el verde en los momentos más delicados.

Es caprichoso el fútbol en ocasiones, pero suele ser justo. Lo es con Javi Pérez, un futbolista que ha vivido subido en una montaña rusa de decisiones en los últimos meses. Fue uno de los héroes del ascenso, pero se perdió parte importante del tramo final por una neumonía que le dejó seco. Durante el verano, su nombre se pasó bastante tiempo en la carpeta negra de los descartes, aunque por ascenso contaba con un año más en el contrato. Diego Merino no lo tenía entre sus favoritos, pero el cordobés le retó y decidió echarle un pulso para demostrarle que estaba equivocado. Y lo ganó. Héctor Carrión lo machacó físicamente para convertirlo en un cisne sobre la hierba y en el debut liguero, el cordobés ya se coló en el once titular. A su excelsa calidad con el balón en los pies se ha sumado este año su movilidad en espacios y su capacidad para percutir en ataque, fruto de su exuberante estado de forma. «Por supuesto que me encuentro bien. Me adapto a lo que me pide el entrenador y estoy a gusto porque me veo con libertad».

Señas de identidad

Javi Pérez ha ganado en físico y en polivalencia. En su etiqueta aparece el ‘MC’ de puro medio centro, pero este año ya le hemos visto en las dos bandas e incluso en la mediapunta. Su capacidad para asociarse en cualquier parte del campo, una depurada técnica de golpeo y su notable capacidad para interpretar el tempo del partido lo han convertido en el auténtico cerebro del Extremadura. Su gol en Melilla entra en la historia por haber sido el que daba la primera victoria de los azulgranas fuera de Almendralejo en Segunda B: «da igual quien lo marcara. Lo importante era ganar y cambiar la dinámica. Hacer historia aquí es muy bonito».

De puertas hacia fuera, Javi Pérez es un chaval introvertido, de apariencia áspera y de constante concentración. Pero por dentro es una persona franca, inteligente y honesta. Se ha rodeado de buenos amigos en Almendralejo y dentro del vestuario no se separa de José Manuel y Manu Martínez, un triángulo andaluz.

Cumple su cuarta temporada en Almendralejo y está plenamente identificado con la ciudad. También con el club, siendo entrenador de uno de los equipos de cantera. La grada lo quiere porque sabe de su compromiso. Acaba de convertirse en el octavo jugador con más minutos desde la refundación y está a seis partidos de ser centenario. Además, es ojito derecho del presidente, Manuel Frangillo, que cariñosamente le llama Talentino.

«Aún no hemos hecho nada y el domingo jugamos otra final», advierte el arquitecto azulgrana, un hombre que espera seguir trazando con su fútbol la recuperación del Extremadura.