Se quedará lejos de los 10 Juegos Olímpicos en los que ha participado el jinete canadiense Ian Millar, pero en Río será el atleta masculino con más presencias olímpicas (7), igualará a Merlene Ottey en el total del atletismo y se situará como el deportista español más veces olímpico, por delante del waterpolista Manel Estiarte y el jinete Luis Alvarez Cervera (6). Todo ello, a sus 46 años y tras 25 de alta competición. Los recuerdos y las emociones se le acumulan a Jesús Angel Chuso García Bragado en vísperas de, presuntamente, su último gran campeonato.

--¿No le parece espectacular eso de estar en sus séptimos Juegos?

--Sí, es muy fuerte, aunque a decir verdad hasta el año pasado no me había parado a pensar en ello. Cuando me lo dijeron, me sorprendí mucho. Pero tiene mérito igualar, por ejemplo, a Merlene Ottey, que a los 48 años estuvo a punto de clasificarse para un Mundial en velocidad, cualidad que se pierde con la edad.

--Y usted supera en España a Alvarez Cervera y Estiarte...

--Sí. Me hubiera gustado hablar más con Manel de estas sensaciones. En su caso, con la dureza del waterpolo y de algún entrenador sanguinario que tuvo, creo que acabó saturado de la piscina. Yo no, yo voy a seguir entrenando aunque me retire de la alta competición. También me gustaría seguir su camino, cuando fue miembro del COI como representante de los atletas, pero no se ha hablado aún de ello. Me ha llegado también, como un macutazo, que podría ser el abanderado en la ceremonia de clausura en Río, pero ya se verá.

--¿Qué espera de Río, el próximo 19 de agosto a las 13.30 horas?

--Mejorar el 17º puesto de Londres y poder despedirme con un diploma olímpico ocho primeros sería lo mejor, pero nadie me exige nada. Me pongo más exigencia yo que los demás. Serán los primeros Juegos en Sudamérica y en un clima casi tropical. Sabemos que hay mucha humedad, y ésta es un enemigo silencioso en pruebas de resistencia porque el calor cuesta más de disipar que en un sitio seco.

--A usted solo le falta una medalla olímpica, pero en el 2004 y el 2008 quedó por detrás de varios marchadores de Rusia, país ahora puesto en cuestión por el dopaje. ¿Le parecería de justicia acceder a alguna de estas medallas?

--Es un tema complicado, porque hablar de dopaje es meterse siempre en un zarzal. Pero está claro que, al final, lo que está en juego es la credibilidad del deporte. En el caso de Rusia, se está demostrando que era el propio sistema en que se encargaba de proteger a los deportistas para conseguir resultados. Para los que estamos contra el dopaje, es una buena noticia porque se demuestra que los atajos no llevan a ninguna parte.

--¿Es normal que a sus 46 años aún no haya surgido un sucesor español en marcha atlética?

--No, pero en mi prueba, y en otras muchas, no se ha preparado un relevo. Yo no he hecho de tapón de nadie, y ahora se empiezan a ver otras caras que pueden cubrir los 50 km con solvencia, como Alvaro Martín y Miguel Angel López, que doblará en Río con el 20. Pero al presidente Odriozola le han sobrado ocho años, tendría que haberse ido en el 2008.