Hace poco menos de 20 años, Jesús Rueda veía los partidos del CF Extremadura como canterano azulgrana en el Fondo Sur del estadio. Eran los últimos coletazos del profesionalismo en Almendralejo y en la región. Soñaba, como todos los de su época, con estar abajo, en el césped, defendiendo ese escudo y esa bandera entre los mejores. Pero no pudo ser. En parte, Rueda fue de los privilegiados que pudo dar el salto fuera y cumplir el sueño de ser profesional. Valladolid se convirtió en su casa durante una década y, aunque probó las mieles de Primera y Segunda, siempre tuvo esa espina clavada de poder haberlo hecho con su gente, en su tierra, en su casa.

Pero el fútbol, como la vida, resulta impredecible. Rueda ha vivido desde el extranjero la eclosión meteórica de este Extremadura UD con el deseo de verle en el fútbol profesional. Y en cuanto sus caminos han podido cruzarse, ni se lo pensó: «Yo siempre le dije a Manolo Franganillo que jugaría en el Extremadura, fuera la categoría que fuera. Claro que si era profesional, podría ser antes. Era mi ilusión y se lo he dicho siempre a mi mujer. Y ahora estoy aquí».

Jesús Rueda se presentó ayer como azulgrana acompañado de su mujer y de sus dos pequeñas, Noa y Carmen, que también vuelven a casa tras cuatro años fuera de España. «a mi no me han tenido que convencer porque vengo donde quiero. El Extremadura es ahora el faro de cualquier jugador extremeño. Y más, cuando lo ves desde la distancia. Lo que ha conseguido crear en la región es increíble», confiesa.

Ser importante / En su puesta de largo, Rueda, que cumple 32 años, quiso remarcar con énfasis un mensaje: «yo vengo al Extremadura a jugar y competir, no vengo a retirarme en mi tierra. Eso se lo dejé muy claro a Manolo. Soy un tipo auto exigente y no vengo aquí a pasar el rato».

El jugador de Corte de Peleas alabó la forma de ser del míster, Manuel Mosquera, «con ese espítiru de lucha que debe ser innegociable en este equipo porque es un club humilde donde tenemos que saber apretar los 95 minutos de partido».

El central azulgrana también alertó a los suyos de la dificultad que entraña una segunda temporada en la élite: «en la primera vas motivado a todos los partidos porque eres debutante, pero en la segunda piensas que ya lo sabes todo y es una temporada muy difícil».

Rueda, que vive a unos kilómetros de Almendralejo, ha decidido trasladarse a la capital de Tierra de Barros para vivir de cerca una temporada muy especial para él.

En su pueblo natal están tremendamente ilusionados con tener a un embajador así en el Extremadura. Son muchos los socios que aporta Corte de Peleas al club, entre ellos el padre del propio jugador, que siempre ha añorado con verle de azulgrana.

Ahora, ya es una realidad, Jesús Rueda ha vuelto a casa. Pero eso sí, con la responsabilidad de ser importante en el equipo.