Como le gusta a Osasuna, el partido empezó como una de esas batallas sin cuartel, con idas y venidas, en las que triunfa el más fiero. Pero el que triunfó, no sin pericia y lucha, fue el más talentoso, un João Félix que cristalizó en los dos goles en Pamplona su importancia capital en el Atlético, la personificación del camino más trillado hacia el gol. El portugués es el timón del ataque rojiblanco, pese al poco volumen de juego que acumula el equipo de Simeone.

El Atlético se puso por delante en minutos de superioridad rojilla, casi al descanso, con un penalti que forzó Vitolo, más que cometerlo Roncaglia, en una buena internada por la izquierda que generó y culminó con gol João Félix.

Sin Luis Suárez ni Diego Costa, la ausencia de la habitual figura de referencia rojiblanca condicionó el resultado de los intentos naturales de ataque de los de Simeone en el primer tiempo. Además, con rumores profusos del inminente fichaje de Kondogbia, el centro del campo adoleció de físico y dominio, sin capacidad para comandar un partido que anduvo bajo los designios de Osasuna hasta los goles.

Buen segundo tiempo

El segundo tiempo empezó con un penalti fallado de João Félix. Se estrelló con el palo, igual que Correa un minuto después, en busca de un gol para la sentencia inmediata que el Atlético salió a buscar con decisión.

El equipo de Simeone se instaló en campo rival y aparecieron la velocidad en la circulación, los pases interiores y profundos, las llegada por bandas y las ocasiones. En una de esas, en un contragolpe que peleó Correa como si le fuera la vida en ello, João Félix se redimió de su fallo y consagró otra victoria rojiblanca para el casillero, sin una actuación memorable, pero con la efectividad que exige Simeone y su planteamiento de fútbol.

Antes, a diez minutos del final, un gol de Budimir para Osasuna le devolvió al partido una emoción que se disipó con el tercer tanto del Atlético, del uruguayo Torreira.