Jordi Ribera ha tomado este martes el relevo de Manolo Cadenas al frente de la selección española de balonmano. En el acto de presentación, en la sede del Consejo Superior de Deportes (CSD), ha estado acompañado por el presidente de la federación, Francisco Blázquez y el director general del CSD,Óscar Graefenhain.

Ribera, que estuvo presente en los Juegos de Río como seleccionador de Brasil, cargo que ha ocupado en dos etapas diferentes, afronta su llegada al banquillo español con el doble reto de construir un equipo para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 sin perder la competitividad que ha permitido a los 'hispanos' disputar, al menos, las semifinales de los tres últimos Europeos y Mundiales.

"PENSAR EN EL FUTURO"

El técnico catalán afronta este nueva etapa con aire de provisionalidad. Por ahora tiene asegurada su continuidad hasta la conclusión del Mundial que se disputará el próximo enero en Francia, a expensas de los resultados de las elecciones a la presidencia de la Federación que se celebrarán en diciembre.

Si vence el actual presidente, por el momento el único candidato que se ha postulado públicamente a la presidencia, Ribera seguirá hasta el 2020. En caso contrario, su cargo estará en función del ganador.

"En todos los sitios que he trabajado no he pensado que mañana me voy a ir. Cuando fui a Brasil pensaba que iba a estar allí toda mi vida, cuando fui al Ademar pensaba que iba a vivir toda la vida en León, lo que hago es trabajar pensando en el futuro y pensando en el presente, independientemente de si estaré o no estaré yo", ha señalado Ribera, que ha dirigido entre otros al Arrate, Gáldar, Bidasoa y Ademar León.