Todo el mundo sabía, él el primero, que Jorge Lorenzo no lo iba a tener fácil en Honda. Según reconoció él mismo, llegaba al mejor equipo del mundo «tarde, pero contento», de una forma bastante rocambolesca («estuve meditando, sí, mi retirada»), de la mano de Alberto Puig, que consideraba que podía ser una gran solución para sustituir a Dani Pedrosa y para mantener ardiente a Marc Márquez desde la otra parte del boxe del equipo Repsol Honda, que acababa de conquistar la triple corona: pilotos, constructores y escuderías.

El pentacampeón aseguró al inicio del Mundial que llevaba seis meses sin poder pilotar en plenas condiciones físicas y mentales. De ahí que en Losail sus resultados fuesen malos, pese a que empezó siendo segundo en el primer ensayo. Acabó 13º en carrera, tras arrancar en parrilla desde la 15ª plaza. En Catar cometió un error de novato, muy criticado internamente, cuando, en el ensayo matinal del sábado, sufrió un accidente durísimo por querer correr antes de tiempo.

MALA SUERTE / Ya en Termas de Río Hondo se comprometió a empezar una nueva aventura destinada a superar con la mejor nota posible tanto el GP de Argentina (12º en parrilla, 12º en carrera) como el próximo GP de EEUU, en Austin (Texas), «para llegar en la mejor forma posible al Gran Premio de España, a inicios de mayo, en Jerez y empezar ahí el auténtico Mundial».

«Lo primero que quiero hacer», dijo la estrella al concluir su complicadísima carrera en Termas, «es felicitar a Marc (Márquez) y Honda, que han hecho una carrera extraordinaria». Y, luego, Lorenzo habló, largo y tendido de sus problemas, «no como excusas, no, sino para clarificar mi situación». Y contó: «Es increíble porque en Catar tuve un problema con el embrague y, en Termas, con el limitador de velocidad, que parece que lo apreté, inconscientemente, en la salida y la moto, de repente, perdió revoluciones, como si no tuviera combustible. Y me adelantó todo el mundo. Quedé en la última posición como en Losai. Cuando empecé a recuperar puestos, sentí que me faltaba un poco de goma en el manillar del lado izquierdo. No tenía nada de agarre, estaba todo mal».