A Jorge Rastrojo Moro (Badajoz, 1 de abril del 2000) no han parado de felicitarle durante las últimas horas. El jugador del Diocesano, protagonista estelar en la sorprendente victoria colegial ante el Cacereño (2-3) con dos goles de pura potencia de su firma, había pensado que algo así podía pasar. «Durante la semana intuía que podíamos ganar y yo marcar algún gol», dice el joven extremo, feliz por lo conseguido pero, avisa, «con los pies en el suelo siempre; hay que seguir trabajando». A ‘El bala’, como le llaman distendida y cariñosamente sus compañeros, fue imposible pararle el domingo en el Príncipe Felipe.

Esta campaña no está ya en Cáceres su amigo Javi Bernal, con el que compartía estudios, fútbol y residencia en la Rosso de Luna, que se ha ido al filial del Zaragoza, pero él ya vive lo que puede ser su año. «Tengo mucha confianza, hay que hacerlo bien esta temporada», comenta a este diario en lo que es, dice, «mi primera entrevista». Este pacense dicharachero es hijo de un exjugador del Badajoz, Juan Francisco Rastrojo, «que ha sido el que siempre me ha animado a que jugara, pero que primero tendrían que estar los estudios».

Llegada a Cáceres

Llegada a CáceresY tanto: hace un par de años llegó para hacer Ciencias del Deporte y jugar en el juvenil del Diocesano, aunque antes pasó unos meses por Magisterio. Su historia es la de un prometedor canterano del Don Bosco, club de raigambre de la capital pacense. «Desde los 4 años hasta juveniles siempre he estado ahí. Me llamaron una vez del Flecha, pero siempre me he encontrado muy bien en el Don Bosco y no me quise ir».

«Aunque sea quiero llegar a Segunda B”, dice el futbolista. «Es prácticamente imposible», agrega, «que juegue en Primera, pero ojalá», asegura. Sin embargo, en realidad no descarta nada porque su también excompañero Jesús Clemente, el pasado año en el Diocesano, está siendo titular en una plantilla del potencial de la del Badajoz. «El año pasado era importantísimo en la contención», comenta, «y me alegro mucho por él porque es muy bueno». Él insiste: «yo en lo que pienso es en el día a día, no miro el futuro».

«Cuando llegué al Diocesano me ponían de centrocampista defensivo, el año pasado ya más ofensivo y en éste en banda». Cree Jorge Rastrojo que es aquí en el puesto que mejor rinde, que su físico ha crecido en posibilidades durante el último año y que está en plena progresión. «Son horas de gimnasio y entrenamiento», explica, notando él mismo esa evolución. En el partido ante el Cacereño lo aprovechó bien, aunque también afirma que «tenía la sensación de que teníamos mucho espacio libre».

Sobre el Dioce, pronostica Rastrojo que el equipo de Adolfo Senso puede aspirar a estar entre los mejores, pese a la profunda renovación obligada en la plantilla. «Al principio pensé que íbamos a sufrir, pero…», asegura. Aun así, la prudencia de sus palabras se contrapone al descaro de su fútbol. La ovación que se llevó cuando fue sustituido en los minutos finales fue muy especial.

Cuestionado sobre qué le gustaría ser en el caso de no convertirse en futbolista profesional no lo duda: «algo relacionado con el deporte, como entrenador o entrenador personal», apunta este seguidor del Barcelona «por mi padre» y admirador de Messi, Iniesta y Neymar. ‘La bala’ augura espectáculo.