Hay una serie de David Trueba que se llama «¿Qué fue de Jorge Sanz?» en la que se trata de modo irónico la decadencia --de toda índole-- del famoso actor que se llama igual que el base del Cáceres Patrimonio de la Humanidad. «No sé exactamente por qué me pusieron Jorge, pero sí que hay una explicación en que los nombres de mis padres y de mis dos hermanos empiezan por la letra j. Es como seguir una tradición», cuenta. Para qué negarlo: su fichaje levantó algún recelo, pero enseguida se está encargando de pulverizarlo.

Lo suyo no es una decadencia, al menos esta temporada, donde está siendo probablemente el mejor jugador de su equipo, que ha ganado los dos partidos disputados. Sí que hay un cierto tono de expectativa no cumplida en su carrera: ganó cuatro medallas internacionales con la selección española y debutó con apenas 17 años en el primer equipo del Real Madrid, pero en las últimas temporadas no ha pasado de ser un buen base en la LEB Oro.

De niño, cuando vivía en Soto del Real, un pueblo al norte de Madrid (nació el 4 de enero de 1993), compatibilizaba el fútbol con el baloncesto hasta que se decidió por lo segundo. «La planificación en el colegio de los Salesianos era mejor con el baloncesto y me llamó la selección de Madrid en edad alevín, así que eso me animó», recuerda.

Cuando era cadete fichó por el Madrid. Ya estaban muchos ojos fijados sobre él. «Es algo complicado para un chico. Ya me hubiese gustado haber cogido ese momento con la cabeza que tengo ahora. Debes tenerla en su sitio para saber llevarlo. Me pilló muy joven y no lo gestioné bien, pero las experiencias me las llevo», explica.

Las «experiencias» son, por ejemplo, haber formado de la primera plantilla blanca en la Copa del Rey ganada en el 2012 en Barcelona, el primer título de la ‘era Laso’. «Había 20.000 personas allí y no se me va a olvidar en la vida. Me salía todo rodado», apunta.

Cerca de Cáceres otra vez

Firmó dos temporadas a nivel profesional con el Madrid, que decidió cederle. En verano de 2012 tuvo la opción, ya casi firmada, de incorporarse al Cáceres, pero a última hora rompió el acuerdo para ir al Obradoiro. «Me obsesioné un poco con seguir en ACB. Fui demasiado ambicioso porque a nivel individual en Santiago no jugué minutos, aunque colectivamente fuese muy bien», reconoce.

Empezaron las dudas sobre su valía y acabó en LEB Plata, en el filial de Fuenlabrada, con el ‘caramelo’ de poder asomarse al primer equipo. «Fue un batacazo a nivel mental y tampoco conté con las oportunidades que esperaba», resume. Aquel equipo de jóvenes que logró el ascenso tenía a Sergio Pérez como veterano. El ahora director deportivo debió ver algo muy bueno en Sanz porque ahora ha empujado mucho para su llegada al conjunto extremeño.

Desde entonces no ha conseguido salir de la LEB Oro, aunque haya militado en general en equipos potentes (Huesca, Melilla, Coruña, Palencia, Oviedo). «He tenido años buenos y otros no tan buenos. En equipos como Coruña empecé sensacional y con Palencia entré en ‘playoffs’ y perdimos contra el equipo que subió, Bilbao. Forma parte del proceso del jugador», señala.

Todo es pasado. «Hay que centrarse en el presente. Mentalmente estoy muy preparado y cada experiencia te ayuda». Y es que está muy contento en Cáceres. «Tengo muchas ganas de que sea un buen año», reitera.

Está deseando tener compañía especializada en la posición de director de juego, ya que los problemas musculares no han permitido a Fran Cárdenas debutar todavía en liga. «Es bueno que haya competencia y los dos vamos a tener nuestro espacio. Estoy jugando demasiados minutos. Todavía se tienen que ajustar los roles. Si nos va bien como equipo, será bueno individualmente», remarca.

También se va entendiendo con su entrenador, Roberto Blanco, al que define como alguien que venía «de tapado», pero del que asevera que «se está consagrando en la liga. Lleva un año y medio excelente. Podía levantar dudas al principio, pero se las está quitando a todos. Es muy pasional y lo transmite».

Acaba la charla. Se quiere ir a ver la etapa de la Vuelta porque también es un apasionado del ciclismo («en verano salgo en la bici con los amigos por ahí y hacemos muchos kilómetros»). En el Multiusos nadie se pregunta qué fue de Jorge Sanz.